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Esta entrada es una copia del artículo de "The Warcraft Encyclopedia," una sección de lore publicado originalmente por Blizzard Entertainment en su web sobre una gran variedad de asuntos relacionados con el universo de Warcraft. El artículo original, anteriormente localizable en http://www.worldofwarcraft.com/info/encyclopedia/index.xml, no sobrevivió a la restructuración de la antigua página web del juego.



En busca del poder supremo[ | ]

Azshara está considerada abiertamente como la más bella de las elfas nocturnas y la que más rápido se ganó el amor y la confianza de su pueblo en la historia de los kaldorei. Como miembro de los altonatos y única heredera al trono, Azshara siempre estuvo fascinada por el Pozo de la Eternidad. Tras su coronación, decidió dedicarse por completo a sus intereses por lo que pronto ordenó la construcción de un extraordinario palacio enjoyado en una de las orillas del pozo.

Buscando agradar a su reina, los nobles propusieron que la capital de los elfos de la noche cambiara de nombre en su honor. Azshara aceptó con gracia real y tras un acalorado debate, el nombre elegido fue Zin-Azshari que quiere decir "gloria de Azshara". Los kaldorei celebraron por todo lo alto el nuevo nombre de su ciudad mientras que el amor que sentían hacia su reina crecía a la vez que disminuía su confianza en los decadentes altonatos. El embelesamiento que Azshara ejercía sobre su pueblo les impedía percibirla como uno de los miembros de los altonatos. Todos los kaldorei amaban a su reina pero azshara solo correspondía a aquellos que pertenecían a su élite de nobles corruptos. Estos eran odiados por la mayoría del pueblo que los consideraba poderosos practicantes de magia.

Azshara y su corte establecieron su residencia en el nuevo palacio tan pronto como estuvo completo. Muchos altonatos se dedicaron devotamente a estudiar sin descanso al pozo. La obsesión de los altonatos creció y la cantidad de magia que tomaban de las profundidades del pozo fue creciendo para conjurar hechizos cada vez más poderosos. El Pozo entró entonces en una confusa fase donde se daban oscuras tormentas en su superficie y en la que sus aguas se teñían hasta convertirse completamente en un líquido negro.

Sueños de gloria[ | ]

Un día, la reina estaba con su consejero de más confianza, Lord Xavius que le propuso la idea de utilizar el poder del Pozo de la Eternidad para purgar el mundo de impurezas y hacerlo un lugar ideal a sus ojos. La gran cantidad de magia que habría de usarse atrajo la atención de un observador interesado: Sargeras. Tratando de desatar a sus huestes demoníacas en Azeroth, el titán oscuro entró en contacto con Xavius, sometiéndolo a su poder tras el cual cayeron el resto de altonatos y la propia Azshara. Xavius ayudó a su reina a comunicarse con Sargeras quien le transmitió su deseo de limpiar el mundo de razas inferiores. Sargeras engañó a Azshara haciéndole construir un portal que se alimentaba de las energías del pozo para invadir Azeroth en un conflicto que se conoció como la Guerra de los Ancestros.

El primer ataque de la Legión Ardiente a Azeroth se produjo en Zin-Ashari, la ciudad capital de la civilización kaldorei. Sus ejércitos estaban liderados por Hakkar y Mannoroth que diezmaron rápidamente Zin-Azshari sin piedad matando a todo el que se alzara a su paso. La segunda ciudad más poblada y poderosa de los elfos de la noche, Suramar, fue la siguiente en el punto de mira de la Legión. Miles de elfos fueron masacrados mientras los altonatos permanecían a salvo en lo alto de sus murallas y Azshara reía a carcajadas la muerte de sus súbditos. "Azshara ayúdanos! "Por Azshara" "Corre Azshara!" se escuchaba entre el caos de la batalla. Pero Azshara había asumido que la muerte de su gente era necesaria para que ese mundo perfecto que Sargeras le había prometido se llevara a cabo.

No tardó en crearse un movimiento de resistencia al que Azshara no prestó apenas atención. Fue entonces cuando, tras Hakkar y Mannoroth, Sargeras envió a Archimonde a Azeroth. Juntos permanecieron al mando de los ejércitos demoníacos ajenos a los intentos de tres elfos de la noche que trataban de desbaratar sus planes: el druida Malfurion y su gemelo Illidan y la sacerdotisa de Elune Tyrande a la que ambos hermanos amaban. Junto a ellos, tres héroes provinientes de un lejano futuro: Krasus (o Korialstrasz en su forma de dragón), un mago humano llamado Rhonin y un guerrero orco que respondía al nombre de Broxigar.

Cuando el portal por el que había de pasar Sargeras estaba casi abierto, el esfuerzo combinado de los elfos de la noche y sus aliados llegó hasta el mismo palacio de Azshara para tratar de destruirlo. Irritada por la falta de orden, Azshara exigió una explicación a Mannoroth que a punto estuvo de arrancarle la cabeza pero se detuvo en el último momento al ver en ella un poder tan solo superado por el propio Sargeras, Kil'jaeden y Archimonde. Azshara le perdonó la vida pero a cambio de que trajera a Sargeras a Kalimdor para acabar con la misión que le había prometido.

El nacimiento de los naga[ | ]

No mucho más tarde, el portal fue destruido y el Gran Cataclismo asoló Kalimdor. Cuando Azshara se dio cuenta que Sargeras finalmente no vendría, decidió no contárselo a sus más leales seguidores. Cuando las negras aguas del Pozo de la Eternidad entraron en el palacio, Azshara creó un escudo protector que la puso a salvo junto a los altonatos que quedaban. Fue entonces cuando escuchó una voz en su cabeza que le susurraba: "Hay un camino... hay un camino... te convertirás en más de lo que nunca fuiste.... más de lo que nunca fuiste... te podemos ayudar... te podemos ayudar... Te convertirás en más de lo que nunca fuiste... y cuando llegue la hora, por todo lo que te habremos dado... nos servirás con devoción". Fue entonces cuando su hechizo se colapsó y el agua del pozo entró en sus pulmones pero sin ahogarla. En su lugar, toda la ira y rabia que la contenían la transformó en una monstruosidad, fiel reflejo de la malicia y maldad que siempre escondió en su interior.

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