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Medivh
Título(s) El Ultimo Guardián
Magus
Magna
Mago Maestro de Karazhan
Maestro
Epíteto(s) Gran Medivh
El Profeta
El Oráculo
El Acusado
Apodo(s) El Viejo
Género Masculino
Raza Humano
Clase(s) Mago
Nigromante
Brujo
Hechicero
Alumno(s) Khadgar
Estado Vivo
Facción Independiente
Afiliación(es) Consejo de Tirisfal (anteriormente)
Reino de Ventormenta (anteriormente)
Legión Ardiente (anteriormente)
Ocupación Adivino
Guardián de Tirisfal (anteriormente)
Maestro de Karazhan (anteriormente)
Familia
Nielas Aran (padre)
Aegwynn (madre)
Arma(s)
Atiesh (anteriormente)

Medivh fue el último Guardián de Tirisfal, una antigua línea de protectores investidos con grandes poderes para combatir a los agentes de la Legión Ardiente. Fue poseído incluso antes de nacer por el espíritu del señor de la Legión Ardiente, Sargeras. Bajo su influencia, Medivh contactó al brujo orco Gul'dan, y juntos abrieron el Portal Oscuro, trayendo a la Vieja Horda a Azeroth. Fue asesinado algún tiempo después por un grupo liderado por su mejor amigo, Anduin Lothar.

Resucitado por su madre, Aegwynn, Medivh regresó como un misterioso profeta poco antes del comienzo de la Tercera Guerra, manipulando los eventos para organizar la formación de una última alianza desesperada entre las razas mortales de Kalimdor, guiándolas a la victoria en la Batalla del Monte Hyjal. Hasta el día de hoy, el alma de Medivh permanece en la torre embrujada de Karazhan. Se sabe que fragmentos de su alma han desafiado o brindado orientación a aquellos que se atreven a enfrentar los peligros de la torre.

Medivh fue el portador de Atiesh, el Gran Bastón del Guardián, después de que su madre se lo heredara. Actualmente, el bastón es empuñado por su antiguo aprendiz, Khadgar.

Medivh fue el principal antagonista en Warcraft: Orcs and Humans y regresa como un personaje redimido de apoyo en Warcraft III: Reign of Chaos y World of Warcraft.

Historia[]

Infancia[]

La madre de Medivh, Aegwynn, sirvió como Guardiana de Tirisfal antes que él. Ocho siglos antes de la llegada de los orcos, ella luchó y aparentemente derrotó a Sargeras. Esto fue parte del plan del señor demonio, ya que aprovechó la oportunidad para transferir su esencia a su cuerpo, donde esperaría en las sombras.

Sargeras, ahora dentro de Aegwynn, comenzó a retorcer lentamente sus pensamientos. Ella se distanció cada vez más del Concilio de Tirisfal, viéndose con ellos en raras ocasiones. Sargeras amplificó temores que ya tenía sobre el Concilio. El Concilio había estado usando sus poderes para manipular la política de los Reinos del Este, creyendo que podían prevenir sufrimientos bélicos por el bien mayor. Aegwynn creía que tales manipulaciones constantes terminarían en desastre. Decidió no renunciar a su papel como Guardiana por temor a que el Concilio pudiera elegir a un nuevo Guardián más débil que ellos pudieran controlar y manipular. Aunque el Concilio no aprobaba del todo su decisión de permanecer en el cargo, se lo permitieron por el momento.

Con el tiempo, su relación con el Concilio se tornó aún más distante. Oculta del ojo vigilante del Concilio, Aegwynn construyó la torre de Karazhan, que actuaba como un sifón de líneas ley del cual podría obtener poder si lo necesitaba. También usaba la torre como refugio cuando deseaba evitar al Concilio de Tirisfal. Conforme los miembros más antiguos del Concilio morían, nuevos y jóvenes magos tomaban su lugar. Estos nuevos miembros querían obligar a Aegwynn a renunciar a sus poderes, por lo que formaron la Tirisgarde, una orden de magos armados con artefactos ancestrales capaces de someterla. Durante años, el Tirisgarde buscó a Aegwynn hasta encontrar su refugio en Karazhan. Ella selló la torre para que el Concilio nunca pudiera controlar sus secretos y huyó a la ciudad de Suramar, donde se ocultó durante cientos de años mientras observaba en secreto al Concilio de Tirisfal.

En ocasiones, Aegwynn salía de Suramar para vigilar al Concilio. Fue en una de estas ocasiones cuando finalmente fue capturada por el mago de la Tirisgarde, Nielas Aran. Aran usó varios artefactos a su disposición para anular su magia y ralentizarla. Durante varios meses, los dos estuvieron enfrentados. Sin embargo, las luchas terminaron cuando ambos comprendieron la verdadera naturaleza del otro. Aran descubrió que Aegwynn no era la rebelde traidora que el Concilio le había hecho creer, y ella descubrió que Aran también despreciaba las manipulaciones políticas que llevaba a cabo el Concilio.

No pasó mucho tiempo antes de que los dos se enamoraran. Acordaron que debían trabajar juntos para evitar que el Concilio controlara a otro Guardián. Decidieron concebir un heredero a quien pudieran pasarle el título de Guardián. Aegwynn dio a luz a un hijo al que llamó Medivh y selló en él sus poderes y el conocimiento sobre el Concilio, para que se manifestaran al alcanzar la madurez. Poco después, Aegwynn dejó a Medivh bajo el cuidado de Aran y se ocultó, observando desde lejos a su amado hijo.

Medivh tuvo una infancia feliz bajo el cuidado de su padre, cerca de la corte real del reino de Ventormenta, donde pasó tiempo principalmente con sus amigos, el príncipe Llane Wrynn y Anduin Lothar. Un día, mientras viajaban por Vega de Tuercespina, Medivh y sus amigos fueron emboscados por tres trolls de la jungla. Aunque ninguno resultó gravemente herido, Medivh se desmayó tras lanzar varios hechizos. Más tarde, sucumbió a un coma en la víspera de su decimocuarto cumpleaños. Esa noche despertó de sueños inquietantes, en los que veía figuras persiguiéndose a través de profundos abismos. Sudoroso, tambaleándose, llegó a la habitación de su padre, y cuando este tocó su frente, los poderes que su madre le había conferido despertaron. No menos de cien clérigos tuvieron que unir sus talentos a los de su padre para contener los poderes desatados. Cuando la fuerza finalmente se disipó, Aran había muerto y Medivh casi también.

Pasó casi diez años en coma, provocado por el estrés y el espíritu de Sargeras dentro de su cuerpo. Durante este tiempo, fue atendido por su amigo Lothar y los clérigos de la Abadía de Villanorte.

Medivh despertó una década después bajo una fachada de control, asegurando a los clérigos y a la corte que se encontraba bien.

La Guerra Gurubashi[]

Años después de la Guerra Gnoll, los agricultores y colonos de Ventormenta comenzarían a avanzar hacia el sur, reclamando territorios cerca de las junglas del Vega de Tuercespina, hogar de la tribu Gurubashi. Estallarían escaramuzas entre los Gurubashi y las fuerzas de Ventormenta, pero el anciano Barathen se negaba a ordenar una invasión en la Roca Negra y se centraba en librar una guerra defensiva, lo que causaba la ira de su hijo, el príncipe Llane. Aunque la estrategia del rey Barathen contra los Gurubashi era efectiva, no podría evitar todos los ataques, uno de los cuales resultó en muertes lentas, bárbaras y espantosas para los aldeanos de tres pueblos en Páramos de Poniente. Esto sería finalmente la gota que colmaría el vaso para el príncipe Llane, Anduin Lothar y Medivh, quienes, desafiando la continua desescalada de su padre, viajaron al sur para llevar la guerra a los Gurubashi. Aunque inicialmente protegidos por la magia de Medivh, los tres amigos terminarían luchando por sus vidas cuando se enfrentaron a Jok'non, un señor de guerra Gurubashi empoderado por Hakkar el Desgarrador de Almas. Finalmente, los tres amigos serían victoriosos y regresarían a Ventormenta, sacudidos por los poderes de Medivh.

Aunque ninguno de los Gurubashi que presenció la muerte de Jok'non sobrevivió, no fue necesario mucho esfuerzo para que los trolls supieran quién había sido el responsable. Reuniéndose bajo el mando del hijo de Jok'non, Zan'non, los Gurubashi lanzaron una invasión con la intención de destruir Ventormenta. Ante el asalto troll, Barathen llamó a todas sus fuerzas a las puertas de la fortaleza, creyendo que la supervivencia de Ventormenta dependería de una batalla colosal. A medida que el número de muertos aumentaba en ambos bandos, Barathen lanzó un desesperado contraataque contra los Gurubashi. Aunque estuvo a punto de conseguir la cabeza de Zan'non, Barathen moriría en el campo de batalla. Llane, consumido por la culpa, suplicó a Medivh que desatara su poder sobre los Gurubashi, tal como lo hizo con Jok'non. Aunque temeroso de su poder, Medivh aceptó la solicitud de Llane y destruyó las fuerzas Gurubashi (incluido Zan'non), un acto que finalmente vengaría a Barathen. Después de que el conflicto terminara, Medivh sería visto como el mayor defensor del reino.

Asustado por sus poderes, Medivh viajaría luego a Karazhan y aprendería de su madre cómo controlar sus habilidades. Ganaría un amigo y aliado en Moroes, quien, desaprobando la costumbre de Aegwynn de aislar a las personas, alentaría a Medivh a extender una invitación a los señores locales para una fiesta, después de que el joven guardián hablara sobre sus pensamientos oscuros.

El Guardián Caído[]

Desconocido para Medivh y Moroes, sus pensamientos oscuros pertenecían al espíritu oscuro de Sargeras, quien comenzó a torcer sus pensamientos y emociones hacia un fin insidioso. Con el tiempo, Medivh se determinaría a detener a la Legión Ardiente a toda costa y, bajo la influencia de Sargeras, descubriría Draenor y la Horda. Al ver que la Horda había sido abandonada por la Legión, Medivh sintió que sería una ironía perfecta utilizar a la Horda contra la Legión. Así, negociando con el hechicero Gul'dan desde sus aposentos en la torre de Karazhan, Medivh prometió proporcionarle a Gul'dan la ubicación de la Tumba de Sargeras si él traía a la Horda a Azeroth. Y así, con la ayuda en el otro lado del Consejo de las Sombras de Gul'dan, Medivh abrió el Portal Oscuro entre Azeroth y Draenor.

Cuando Medivh abrió el Portal Oscuro, casi todas las criaturas sintonizadas con la magia en Azeroth sintieron ondas a medida que la puerta cobraba vida. Aegwynn no podía comprender lo que había sucedido, pero percibió la presencia de la magia vil y supo que Medivh debía haberse aliado de alguna manera con la Legión. Aegwynn viajó a Karazhan con el dragón azul Arcanagos para confrontar a Medivh al respecto. La torre estaba llena de nobles que esperaban una gala, por lo que Aegwynn entró sola al principio, con la esperanza de convencer a Medivh de que renunciara a su poder pacíficamente. Fue entonces cuando Medivh reveló que, mientras él moría en batalla frente a ella, Sargeras había transportado su esencia al cuerpo de Aegwynn como un cáncer, esperando que ella concibiera, como sabía que lo haría. Más tarde, Sargeras se fusionó con el cuerpo no nacido de Medivh, para que cuando él despertara y se diera cuenta del poder de Tirisfal, también manifestara su herencia demoníaca y profana.

Aegwynn quedó atónita al darse cuenta de la verdad, pero no se dejó vencer por la desesperación. En cambio, se enfureció y supo que derrotaría a Sargeras en ese momento, aunque eso significara enfrentarse a su amado hijo. La batalla entre ambos sacudió la torre hasta sus cimientos y obligó a los asistentes de la gala a huir. Cuando Aegwynn fue temporalmente incapaz de continuar, Arcanagos se unió al combate. Sin embargo, a pesar de ser un dragón azul, Arcanagos estuvo severamente superado. Sargeras lo derrotó, quemándolo por dentro hasta que todo lo que quedó fue su esqueleto. La muerte de su amigo envió a Aegwynn a un furor aún mayor. Sargeras pudo haber tenido todo el peso del poder de un Guardián, pero ella tenía siglos de experiencia. A medida que continuaba su duelo, Aegwynn ganó lentamente la ventaja, hasta que Medivh recurrió a drenar la vida de todos los ocupantes cercanos de la torre para alimentar su fuerza. Ahora más fuerte pero aún incapaz de matar a Aegwynn, Medivh la desterró de su vista.

Para evitar que el Consejo de Tirisfal se interpusiera en sus asuntos, Medivh comenzó secretamente a matar a sus miembros en "accidentes" demoníacos. Entre estas víctimas se encontraban Hugarin y Huglar.

La mirada de Medivh también se posó sobre Arrexis y Ebonchill, quienes habían establecido un campamento en el Paso de la Muerte. Arrexis y sus seguidores experimentaban con sus magias de protección fuera de Karazhan, intentando neutralizar los extraños poderes de la torre. Los registros indican que el Guardián Medivh visitó a los magos en este tiempo y les ofreció su consejo. Sugería que Arrexis aplicara su hechizo de protección de nuevas maneras, específicamente para evitar que los demonios se infiltraran en el mundo. Arrexis siguió el consejo de Medivh, lo que eventualmente sería su perdición.

En algún momento, Medivh recibió la visita de unos mercaderes viajeros que intentaron engañarlo vendiéndole artefactos falsificados. Medivh los maldijo y hoy en día son conocidos como los Jinetes Oscuros.

Poco después de este tiempo, los magos de Dalaran enviaron a Medivh un aprendiz. El Magus ya había rechazado a docenas de aprendices fracasados, pero algo en este Khadgar, un nombre que entre los enanos significaba "confianza", captó su atención. Pasó el tiempo mientras "Joven Confianza" estudiaba bajo la tutela de Medivh. Vivía dentro de Karazhan con algunos otros: Medivh estudiando, Moroes sirviendo como su asistente y el Cocinero preparando las comidas.

En esa época, la guerra comenzó a intensificarse entre los orcos y los humanos, ya que los orcos atacaban cada vez más desde el Pantano Negro. Medivh estaba sobrio al respecto, incluso comentando que todo sucedía tal como estaba planeado. Poco después, la emisaria de la Horda, Garona Halforcen, llegó a Karazhan. El Magus pensó que, con sus herencias contradictorias, ella entendería lo que él estaba viviendo. Nadie sabía que Medivh y Garona tuvieron un breve romance que más tarde resultó en un hijo, el mestizo Med'an.

Medivh y Khadgar pronto se cruzaron con el Campeón del Rey, Anduin Lothar, y sus soldados en una misión de exploración al Pantano Negro. Lothar había alentado a su amigo a reincorporarse a la defensa de Ventormenta, aunque comprendía que Medivh luchaba con el poder que había desatado sobre los Gurubashi años antes. El Guardián siguió el juego y fingió temor de desatar poderes mágicos incontrolables, aunque su verdadera intención era ganar tiempo para que la Horda fortaleciera sus fuerzas. Lothar también habló con Khadgar, contándole sobre el pasado problemático de Medivh y pidiéndole que actuara como cuidador además de aprendiz. Medivh se volvió más errático después de eso, desapareciendo durante días y regresando exhausto cuando finalmente volvía.

Khadgar fue el primero en descubrir que había sido Medivh quien trajo a los orcos a las tierras de Azeroth. Durante este tiempo, Khadgar y Garona tuvieron una audiencia con el Rey Llane y Anduin Lothar, donde Lothar quedó convencido de la corrupción de Medivh. Lothar, uno de los mejores amigos de Medivh, lideró un grupo de fuerzas humanas, que incluían a Khadgar y Garona, para enfrentarse al Guardián loco. Mientras tanto, el Guardián mató a Moroes y al Cocinero. Durante la batalla con Medivh, Khadgar —mágicamente envejecido por el hechizo de Medivh— sostuvo la espada de Lothar contra el pecho del Guardián y finalmente la clavó en el corazón de Medivh. El demonio dentro de él despertó en ese momento, justo hasta que Lothar dio el golpe de gracia, decapitando al Guardián y desterrando a Sargeras al Vacío. Al mismo tiempo, Gul'dan trataba de sondear la mente de Medivh para obtener la ubicación de la Tumba de Sargeras. El hechicero aún estaba profundamente dentro de los pensamientos de Medivh cuando Lothar y Khadgar lo mataron, poniendo fin a la traición de Medivh y forzando a Gul'dan a caer en un coma.

Medivh fue el primer Guardián en ser asesinado en combate en siglos. Como consecuencia de la muerte, el espíritu puro y virtuoso de Medivh pudo seguir viviendo y vagar por el plano astral durante muchos años. Su cuerpo fue enterrado en la Tumba de Morgan en el Paso de la Muerte.

En el apogeo de sus poderes, Medivh utilizó sus magias y luchó contra Sargeras en su torre de Karazhan. Sus poderes eran tales que el trauma de su muerte lanzó una maldición sobre su antaño maravillosa torre y la zona circundante, que se convirtió en el Paso de la Muerte. La torre se convirtió en un lugar tan peligroso y maldito que aquellos que se aventuran en ella nunca regresan (cadena del Ojo Violeta).

Resurrección[]

Aunque había muerto años atrás, el espíritu de Medivh vagaba más allá de las fronteras de la realidad, y observó cómo la plaga de la no-muerte comenzaba a propagarse en Eastweald. No deseaba nada más que advertir al mundo de lo que se avecinaba, pero no tenía manera de comunicarse con la gente de Lordaeron. Solo había una persona a la que podía llegar en Azeroth: su madre Aegwynn. Ella tuvo un extraño sueño, en el que vio a Medivh vestido con una capa forrada de plumas de cuervo, diciéndole que tenía un mensaje para el mundo y pidiéndole que lo ayudara a regresar a Azeroth. Aunque al principio estuvo desconfiada, Aegwynn sintió el alma de Medivh alejándose más allá del velo de la realidad, y también percibió que estaba libre del toque de Sargeras.

Aegwynn pasó años acumulando poder para devolverlo a la vida y tuvo éxito. Lo revivió al convocarlo de nuevo a Azeroth. Él explicó que, aunque su espíritu estaba vagando más allá del reino físico, había presenciado muchas cosas. El vasto poder de Medivh le había permitido atisbar el Vacío Abisal y tocar las mentes de los demonios de la Legión, lo que le permitió enterarse del Rey Exánime y la plaga de la no-muerte.

Medivh, descrito como un intruso, regresó brevemente a Karazhan. El intruso, murmurando algunas palabras, entró en Karazhan por la entrada principal. Una vez allí, encontró un astrolabio aplastado y, al recogerlo, comenzó a ver recuerdos del pasado y, en particular, a otro hombre igual que el intruso sosteniendo el mismo astrolabio. Interactuó con una versión pasada de Khadgar (aunque para Khadgar era una versión futura de Medivh). Le explicó a su antiguo aprendiz que, con su enterramiento en el pasado a manos de Khadgar y su regreso actual a la vida, lo bueno (el Guardián) y lo malo (Sargeras) que luchaban dentro de él habían sido destruidos, y que él era, quizás por primera vez, solo Medivh. Luego recogió las energías y visiones de Karazhan para estar preparado para la siguiente batalla contra la Legión Ardiente, indicando la Tercera Guerra.

Segunda Invasión de la Legión Ardiente[]

La Tercera Guerra[]

Mucho después de la Segunda Guerra, un extraño profeta apareció ante varios habitantes de Azeroth, entregando una advertencia sobre una amenaza apocalíptica inminente. Era capaz de aparecer como un cuervo sobrenaturalmente grande. Medivh optó por no revelar su verdadera identidad, ya que habría sido reconocido como el malvado hechicero que trajo a los orcos a Azeroth. El rey Terenas de Lordaeron y Antonidas de Dalaran desestimaron al profeta, considerándolo nada más que un loco.

Luego se presentó ante el joven jefe de guerra de la Horda, Thrall, hijo de Durotan, quien tuvo un sueño en el que los orcos y los humanos luchaban entre sí mientras infernales llovían desde el cielo. Despertó y el profeta le dijo que había sido una visión, y que debía dirigirse a las antiguas tierras de Kalimdor si quería salvar a su pueblo. Thrall consultó con los espíritus elementales, quienes rápidamente le aconsejaron confiar en las palabras del extraño, y zarpó hacia Kalimdor, al lejano oeste más allá del mar.

Después de esto, Medivh se acercó al hijo de Terenas, el príncipe Arthas Menethil, quien se negó a abandonar a su pueblo acosado. Solo la joven hija de Daelin Proudmoore, y aprendiz de Antonidas, Jaina Proudmoore, sintió que quizás tenía razón. Cuando él se le apareció después de la destrucción de Stratholme, ella escuchó su advertencia y se preparó para partir hacia el oeste. Zarpó con un grupo de su gente justo cuando comenzaba la invasión. Thrall llegó a Kalimdor buscando su destino, y su nuevo conocido Cairne Bloodhoof, jefe de la tribu Bloodhoof, le sugirió ir al Oráculo. Thrall luchó hasta llegar al Oráculo, pero encontró a Jaina y algunos humanos. Cuando se preparaban para enfrentarse, apareció el profeta. Les dijo que debían cesar las hostilidades si alguna vez esperaban derrotar a la Legión Ardiente y escapar de su corrupción. A regañadientes, aceptaron.

Finalmente, el profeta reveló su identidad cuando llegó el momento de reunir las fuerzas. Apareciendo en un sueño a Thrall, al elfo nocturno Malfurion Tempestira y a Jaina, el profeta les dijo que debían formar una alianza para combatir al enemigo común. Les reveló que él era, en realidad, Medivh, el Último Guardián de Tirisfal, y que había sido su acción la que trajo a los orcos, y, a su vez, a la Legión Ardiente, a Azeroth. Jaina, Thrall y Malfurion se convencieron de que la victoria solo podría lograrse a través de una alianza, y se unieron para defender el Árbol del Mundo, Nordrassil. En la última hora, los espíritus de la naturaleza, llamados a la acción por la clarinada del Cuerno de Cenarius, rodearon a Archimonde y destruyeron al demonio de una vez por todas.

Confiado en que el mundo estaba a salvo por el momento, y en que había saldado una fracción de la deuda por sus terribles pecados, Medivh desapareció, para ocupar su lugar "entre las leyendas del pasado". Más específicamente, los poderes de Medivh se estaban desvaneciendo y su tiempo en el plano físico había llegado a su fin. Con la esperanza de que el pueblo de Azeroth siguiera luchando juntos como lo había hecho en Hyjal, el Último Guardián desapareció hacia lugares desconocidos.

Post Tercera Guerra[]

Tres años después del final de la Tercera Guerra, la imagen de Medivh entre los humanos había mejorado. Ahora era venerado como un héroe, a pesar de lo que los demonios le habían hecho, presuntamente por haber guiado a la Expedición Humana hacia Kalimdor.

Cuando Jaina encontró a Magna Aegwynn, se sintió confundida, ya que se suponía que todos los Guardianes debían estar muertos para ese entonces, incluido el propio Medivh.

The Burning Crusade[]

Medivh está involucrado en la mazmorras de Cavernas del Tiempo: La Apertura del Portal Oscuro, la segunda instancia dentro de las cavernas que se abrió después de la Escape de Thrall de Durnholde. Está ambientada en el Mar Negro, justo cuando Medivh se prepara para abrir el Portal Oscuro, y el grupo de jugadores debe protegerlo de miembros de la Vuelo de Dragones Infinito que intentan matarlo y detener la apertura del Portal, lo que impediría que la Horda cruzara hacia Azeroth.

Medivh también está involucrado en el proceso de sintonización para Karazhan. Después de obtener los fragmentos de la llave de Khadgar en las instancias de Terrallende, Khadgar te envía al Mar Negro para hablar con Medivh y encantarla de modo que abra las puertas cerradas de Karazhan; sin embargo, Medivh te dará la Llave del Maestro. No obstante, debes haber completado la instancia (Medivh debe sobrevivir para abrir el Portal Oscuro) antes de poder hablar con él y obtener su llave.

Aparece dos veces más en su antigua torre de Karazhan, en el Paso de las Muertes, que ha sido abandonada desde la muerte de Medivh a manos de Khadgar y Lothar, poco antes del final de la Primera Guerra. Se puede ver un "Eco de Medivh" donde los jugadores juegan una partida de ajedrez contra él en el Salón de los Jugadores, y una "Imagen de Medivh" aparece en un recuerdo en la Terraza del Maestro, luchando contra el dragón azul Arcanagos.

En las Cavernas del Tiempo[]

Mientras perseguía una imagen del perdido Aspecto Dragón Nozdormu en las Cavernas del Tiempo, Thrall encontró a Medivh en la forma de un cuervo negro, quien de alguna manera sabía que Thrall provenía de otro tiempo y que estaba buscando a Nozdormu. No está claro si ese Medivh era de una línea de tiempo alterna o de la línea de tiempo principal.

Tercera Invasión de la Legión Ardiente[]

Cuando Khadgar buscaba en Karazhan información que pudiera ayudarlo contra la Legión, apareció una aparición de Medivh, ofreciéndole otorgar los poderes del Guardián de Tirisfal a su antiguo discípulo. Sin embargo, cuando Khadgar rechazó la oferta, la imagen se reveló como un gigantesco nathrezim, a quien Khadgar destruyó con Atiesh.

Una visión de Medivh hizo un cameo en Karazhan cuando Khadgar recordó su tiempo como aprendiz, llamándolo espía del Kirin Tor, tal como lo hizo cuando se conocieron por primera vez. Un eco de Medivh dijo entonces que lo previsto se había cumplido y el círculo estaba cerca de completarse. Ordenó a los centinelas de Karazhan que "atendieran" a los huéspedes de la torre, y su magia frustró las medidas de seguridad de Khadgar en la torre. Según Thar'zul, Medivh había abierto el camino hacia la victoria de la Legión.

Regreso a Karazhan[]

Cuando Khadgar y varios aventureros, junto con el Kirin Tor, rompieron las defensas de la Legión en Karazhan, Khadgar se encontró incapaz de deshacer la magia de la Legión que ataba los mundos de la Legión a la torre. En ese instante, Medivh apareció, comentando sobre los muchos fragmentos de sí mismo que había dejado en la torre. Khadgar cuestionó la repentina y real aparición de su maestro, solo para que le dijera que primero debían deshacer el vínculo.

Después de que las fuerzas derrotaran a la Legión en el Espacio del Vacío, Medivh habló con Khadgar, diciéndole que no podía quedarse para luchar contra la Legión, ya que era necesario en otro lugar. Cuando Khadgar insistió, Medivh le dijo que él era el nuevo Guardián de Azeroth, lo que llevó a Khadgar a rechazar el poder, tal como lo había hecho antes. Medivh le corrigió, diciendo que poseía todo el poder necesario para derrotar a la Legión, y que ese poder era su voluntad, corazón y valentía para enfrentar a la Legión. Medivh llamó a Khadgar el Guardián de Azeroth una vez más y añadió que, aunque sea más fácil cerrar una puerta que atravesarla, a veces un paso hacia lo desconocido es necesario para romper los lazos del destino. Con eso, voló hacia el Vacío como un cuervo.

Algún tiempo después, al final de la invasión de la Legión, Sargeras fue encarcelado por el Panteón, pero no antes de lograr herir mortalmente el alma del mundo de Azeroth en Silithus. Mientras la Alianza y la Horda comenzaban a pelear por su sangre como recurso poderoso, Khadgar regresó a Karazhan para consultar con Medivh. Esperaba que en los antiguos tomos de Medivh hubiera una respuesta sobre cómo sanar el mundo.

La Cuarta Guerra[]

En el momento de la Cuarta Guerra, el dragón negro Wrathion viajó a Karazhan para encontrar una forma de contrarrestar a los Dioses Antiguos. Mientras estaba allí, se encontró con la sombra de Medivh, quien lo alentó, diciéndole que, aunque Wrathion no pudiera cambiar el pasado, sí podía forjar un nuevo legado para dejar al futuro. El Último Guardián también relató sus luchas bajo la influencia de Sargeras, cuando el titán oscuro torcía su alma desde dentro, sobre el regreso de su espíritu al reino mortal y cómo guió a los campeones de Azeroth en la lucha contra las mismas fuerzas que una vez lo corrompieron.

Referencias[]