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Letargo de los orcos es parte del Capítulo V de la Historia de Warcraft aparecida en la página web de World of Warcraft. Se trata a su vez de una revisión de la historia recogida en el manual de Warcraft III: Reign of Chaos con el nombre Letargo e internamiento adaptando los nombres de las razas a como se llaman en la actualidad.

En WoW Icon 16x16 aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.

Los meses pasaban y cada vez eran más los prisioneros orcos capturados y hechos prisioneros en los campos de internamiento. Cuando los campos empezaron a desbordarse, la Alianza se vio obligada a construir nuevos campos en las planicies del sur de las Montañas Alterac. Para poder mantener adecuadamente el creciente número de campos, el Rey Terenas estableció un nuevo impuesto a las naciones de la Alianza. Este impuesto alimentó las disensiones entre los líderes de la Alianza, que ya se mostraban descontentos a causa de las crecientes tensiones políticas que derivaban de las discusiones fronterizas. Parecía que ese frágil pacto que las naciones humanas habían fraguado en su hora más oscura podía romperse en cualquiermomento.

En medio de esa confusión política, muchos de los guardianes de los campos empezaron a notar un inquietante cambio en sus prisioneros orcos. Sus esfuerzos por escapar de los campos habían ido disminuyendo con el tiempo. Ni siquiera peleaban entre ellos con la misma frecuencia que antes. Los orcos estaban volviéndose más letárgicos y distantes. Aunque era difícil de creer, los orcos, que una vez habían sido la raza más agresiva que jamás se hubiera visto en Azeroth, habían perdido por completo su voluntad de luchar. Ese extraño letargo confundió a los líderes de la Alianza y fue extendiéndose entre los orcos que se iban debilitando rápidamente.

Había quien conjeturaba que la causa del desconcertante letargo de los orcos podía ser alguna enfermedad extraña que sólo les afectaba a ellos. Sin embargo, el Archimago Antonidas de Dalaran expuso una hipótesis diferente. Investigando entre lo poco que pudo encontrar sobre la historia orca, Antonidas averiguó que durante muchas generaciones los orcos habían estado bajo la atroz influencia de un poder demoníaco (o de magias de brujo). Pensó que esos poderes demoníacos habían corrompido a los orcos por incluso antes de su primera invasión de Azeroth. Era evidente que los demonios habían cortado la sangre de los orcos, cosa que aseguraba a esas bestias una fuerza, una resistencia y una agresividad sobrenaturales.

Antonidas explicó su teoría de que el letargo comunitario de los orcos no era una enfermedad real sino una abstinencia racial a largo plazo: la extinción de las volátiles brujerías que los habían convertido en unos aterradores guerreros sedientos de sangre. Aunque los síntomas estaban claros, Antonidas no fue capaz de encontrar una cura para los orcos. Muchos de sus compañeros magos, así como algunos notables líderes de la Alianza, argumentaron que encontrar una cura para los orcos sería una empresa imprudente. Antonidas, después de reflexionar sobre la misteriosa condición de los orcos, concluyó que la única cura para su mal tenía que ser una cura espiritual…


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En WoW Icon 16x16 puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en el manual de Warcraft III. Dicho libro puede encontrarse Fuerte del Norte y en el segundo piso de una casa del Aserradero de la Vega del Este[85.3, 69.7]VZ-Elwynn ForestBlip. Cuenta para el logro Inv misc book 04 [Erudito].


Letargo de los orcos

Pasaron los meses y más prisioneros orcos fueron capturados, tras lo cual fueron conducidos a los campos de internamiento. Cuando los campos empezaron a estar superpoblados, la Alianza tuvo que construir nuevos campos en las planicies del sur de las montañas de Alterac. Para mantener adecuadamente el creciente número de campos, el rey Terenas impuso un nuevo impuesto a las naciones de la Alianza.

Este impuesto, junto con el incremento de las tensiones políticas sobre disputas fronterizas, crearon intranquilidad en toda la región. Parecía como si el frágil pacto que habían forjado las naciones humanas en sus peores momentos pudiera romperse en cualquier momento.

En medio de los disturbios políticos, muchos de los celadores de los campos empezaron a observar inquietantes cambios en sus orcos cautivos. Con el tiempo, los esfuerzos de los orcos por escapar de los campos o, incluso, las luchas entre ellos, habían descendido enormemente. Los orcos parecían cada vez más distantes y aletargados.

Aunque era difícil de creer, los orcos, considerados la raza más agresiva jamás vista en Azeroth, habían perdido por completo su voluntad de luchar. El extraño letargo confundió a los líderes de la Alianza y continuó cobrando su peaje sobre los orcos cada vez más debilitados.

Como causa del desconcertante letargo, algunos especularon con la posibilidad de una extraña enfermedad que solo podían contraer los orcos. Pero el archimago Antónidas de Dalaran formuló una hipótesis distinta. Investigando detalladamente acerca de la historia de los orcos, Antónidas descubrió que estos habían sufrido la atroz influencia del poder demoníaco durante generaciones.

Especuló que los orcos habían sido corrompidos por estos poderes incluso antes de su primera invasión de Azeroth. Claramente, los demonios habían contaminado la sangre de los orcos y estos, a su vez, habían sido dotados de una fuerza, una resistencia y una capacidad de agresión ciertamente fuera de lo normal.

Antónidas consideró que el letargo colectivo de los orcos no era en realidad una enfermedad, sino la consecuencia de la abstinencia racial en relación con la volátil magia del brujo, que los había convertido en guerreros temibles y sanguinarios.

Aunque los síntomas eran claros, Antónidas fue incapaz de encontrar una cura para la enfermedad de los orcos. Posteriormente, muchos de sus compañeros magos, así como algunos notables líderes de la Alianza, argumentaron que encontrar una cura para los orcos podía ser una aventura imprudente. Considerando el misterioso estado de los orcos, Antónidas concluyó que la cura de los orcos debía tener un carácter espiritual.


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