Las secuelas de la Segunda Guerra es parte de la historia recogida en el manual de Warcraft III: Reign of Chaos bajo el nombre de Después de la Segunda Guerra.
En aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.
La devastadora Segunda Guerra combatida contra la Horda orca dejó a la Alianza de Lordaeron en un estado de confusión y trastorno. Los orcos, sedientos de sangre y bajo el mando del poderoso Jefe Orgrim Doomhammer, atravesaron y devastaron las tierras de los enanos, Khaz Modan, y también arrasaron muchas de las provincias centrales de Lordaeron. Los implacables orcos llegaron a saquear el lejano reino elfo de Quel’Thalas antes de que su carrera de destrucción fuera finalmente detenida. Los ejércitos de la Alianza, guiados por Sir Anduin Lothar, Uther el Portador de la Luz y el Almirante Daelin Proudmoore, obligaron a retroceder a los orcos hacia el sur, hacia la tierra ruinosa de Azeroth, el primer reino que cayó bajo el despiadado ataque orco.
Las fuerzas de la Alianza, bajo el mando de Sir Lothar, lograron sacar a los clanes de Doomhammer fuera de Lordaeron y mandarlos de vuelta a las tierras Azeroth, dominadas por los orcos. Las fuerzas de Lothar rodearon la volcánica ciudadela orca de Blackrock Spire y levantaron un sitio contra sus defensas. En un último esfuerzo, Doomhammer y sus tenientes se lanzaron en una temeraria carga desde Spire y arremetieron contra los Paladines de Lothar en el centro de las Estepas de Fuego. Doomhammer y Lothar se enzarzaron en una titánica batalla que dejó a ambos combatientes maltrechos y exhaustos. Aunque Doomhammer consiguió, por poco, vencer a Lothar, la muerte del gran héroe no tuvo el efecto que el Jefe había esperado.
Turalyon, el teniente en el que más confiaba Lothar, recogió el escudo manchado de sangre de Lothar y reunió a sus afligidos hermanos para un salvaje contraataque. Bajo los andrajosos estandartes de Lordaeron y Azeroth, las tropas de Turalyon masacraron una gran parte de las fuerzas restantes de Doomhammer en una gloriosa y terrible avanzada. Los pocos malparados orcos que sobrevivieron no tenían más que una salida, huir hacia el último bastión del poder orco que seguía en pie: el Portal Oscuro.
Turalyon y sus guerreros persiguieron a los orcos restantes a través de la purulenta Ciénaga de los Lamentos, hacia las corruptas Tierras Malditas en las que se erigía el Portal Oscuro. Ahí, al pie del colosal Portal, la Horda, destruida, y la Alianza, inquebrantable, se enzarzaron en la que sería la última y más sangrienta batalla de la Segunda Guerra. Los orcos, inferiores en número y trastornados por la maldición de su sed de sangre, cayeron inevitablemente bajo la ira de la Alianza. Doomhammer fue hecho prisionero y escoltado hasta Lordaeron mientras sus deshechos clanes eran hostigados y empujados hacia el norte, de regreso a Lordaeron.
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En puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en el manual de Warcraft III. Dicho libro puede encontrarse en Darnassus[55.3, 13.3] , Monasterio Escarlata, Costasur y Molino Tarren, la librería de Ventormenta[76, 31] , Bastión de Honor y en el Castillo de Nethergarde [64.3, 15.4] . Cuenta para el logro [Erudito].
La devastadora Segunda Guerra contra la horda orca dejó la Alianza de Lordaeron en un estado de desolación y confusión. Los sanguinarios orcos, dirigidos por el poderoso Jefe de Guerra Orgrim Martillo Maldito, no solo destrozaron todo lo que encontraron a su paso en las tierras de Khaz Modan, en poder de los enanos, sino que también arrasaron muchas provincias centrales de Lordaeron. Los orcos implacables llegaron a arrasar el remoto reino elfo de Quel’Thalas antes de que les pararan los pies.
Los ejércitos de la Alianza, dirigidos por Sir Anduin Lothar, Uther el Iluminado y el almirante Valiente, expulsaron a los orcos hacia el sur, hasta la tierra desolada de Azeroth, el primer reino que cayó ante el ataque despiadado de los orcos.
Las fuerzas de la Alianza, bajo las órdenes de Sir Lothar, lograron expulsar a los clanes de Martillo Maldito de Lordaeron, confinándolos en las tierras de Azeroth controladas por los orcos. Las fuerzas de Lothar rodearon la ciudadela volcánica de la Cumbre de Roca Negra y sitiaron sus defensas.
En su encarnizada defensa, Martillo Maldito y sus lugartenientes llevaron a cabo una audaz ofensiva desde la Cumbre y combatieron a los paladines de Lothar en el centro de las Estepas Ardientes. Martillo Maldito y Lothar se enzarzaron en una titánica batalla que dejó a los dos poderosos combatientes apaleados y exhaustos. Si bien por poco Martillo Maldito derrota a Lothar, la muerte del gran héroe no tuvo el efecto que el Jefe de Guerra habría deseado.
Turalyon, el lugarteniente más leal de Lothar, cogió el escudo de este manchado de sangre y convocó a sus hermanos apesadumbrados para emprender un atroz contraataque. Bajo los raídos estandartes de Lordaeron y Azeroth, las tropas de Turalyon masacraron a casi todas las fuerzas restantes de Martillo Maldito, sometiéndolas a una gloriosa, pero terrible derrota.
Para los andrajosos y dispersos supervivientes orcos no quedaba otra opción que escapar al último bastión de las fuerzas orcas: el Portal Oscuro.
Turalyon y sus guerreros persiguieron a los orcos supervivientes por el inmundo Pantano de las Penas, hasta Las Tierras Devastadas corruptas en las que se hallaba el Portal Oscuro. Allí, junto al colosal portal, la horda destrozada y la inquebrantable Alianza se enfrentaron en lo que sería la última y más sangrienta batalla de la Segunda Guerra.
Inferiores en número y enloquecidos por la maldición de su sed de sangre, los orcos sucumbieron inevitablemente a la ira de la Alianza. A Martillo Maldito lo hicieron prisionero y lo escoltaron hasta Lordaeron, mientras sus clanes rotos fueron acorralados y expulsados al norte, de nuevo en Lordaeron.