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Jaina Proudmoore
Título(s) Señora Almirante
Archimaga
Señora
Señorita
Líder de Kirin Tor (anteriormente)
Gobernante de Theramore (anteriormente)
Epíteto(s) Hija del Mar
Género Femenino
Raza Humano
Clase(s) Mago
Alumno(s) Kinndy Sparkshine (anteriormente)
Estado Vivo
Facción Plantilla:Alianza
Plantilla:Alianza de Lordaeron
Afiliación(es) Reino de Kul Tiras
Casa Proudmoore
Pacto Plateado
Kirin Tor (anteriormente)
Magocracia de Dalaran (anteriormente)
Theramore (anteriormente)
Ocupación Señora Almirante de Kul Tiras
Asesora del Rey Anduin Wrynn
Líder de Dalaran (anteriormente)
Líder de los supervivientes de Lordaeron (anteriormente)
Familia
Daelin Proudmoore (padre)
Katherine Proudmoore (madre)
Derek Proudmoore (hermano mayor)
Tandred Proudmoore (hermano menor)
Arma(s)
Báculo de Antonidas

La Señora Almirante de Kul Tiras, Jaina Proudmoore, es la hija de Daelin y Katherine Proudmoore, y hermana de Derek y Tandred. Es considerada una de las magas más destacadas de todo Azeroth y la hechicera humana más poderosa con vida. Es la Señora Almirante de Kul Tiras, la antigua líder del Kirin Tor de Dalaran y de la ciudad portuaria de Theramore.

Entrenada como agente personal del archimago Antonidas, el difunto líder del Kirin Tor y de Dalaran, fue enviada a investigar la plaga de los muertos vivientes junto al príncipe Arthas Menethil, su amigo de la infancia y antiguo interés romántico. Fue testigo de las primeras etapas de la caída de Lordaeron durante la Tercera Guerra y, guiada por un misterioso profeta que más tarde se revelaría como Medivh, Jaina reunió a los supervivientes que pudo encontrar y huyó al otro lado del mar, hacia Kalimdor.

Allí, sus fuerzas expedicionarias se unieron a los elfos nocturnos y a la Nueva Horda para derrotar a la Legión Ardiente durante la Batalla del Monte Hyjal. Posteriormente, los supervivientes humanos fundaron la ciudad portuaria de Theramore, uniéndose a la Alianza liderada por el Rey Varian Wrynn, mientras mantenían la paz con la Horda durante varios años.

Poco después de la caída de Deathwing, la Horda, bajo el liderazgo de Garrosh Hellscream, destruyó Theramore. Jaina logró escapar con vida, pero la experiencia la transformó, volviéndola más belicosa e incluso alterando su apariencia. Tras la muerte de Rhonin durante el ataque, y cumpliendo una profecía del dragón-mago Korialstrasz, Jaina asumió el lugar del mago caído como líder del Kirin Tor y jefa del Consejo de los Seis. A pesar de sus tragedias personales, intentó mantener la neutralidad del Kirin Tor durante la guerra entre la Alianza y la Horda. Sin embargo, después de que los Atracasol, aliados de la Horda, ayudaran a Garrosh a robar la Campana Divina, Jaina los expulsó de su ciudad durante la Purga de Dalaran y alineó al Kirin Tor con la Alianza. Tras la Batalla por la Costa Quebrada, el Consejo decidió por unanimidad readmitir a la Horda en Dalaran por el bien común. Furiosa, Jaina abandonó el Kirin Tor.

Después de la Guerra de las Espinas, Jaina regresó a su tierra natal, Kul Tiras, en nombre de la Alianza, pero fue encarcelada por traición a instancias de la Señora Priscilla Ashvane. Tras descubrirse la traición de Ashvane, Jaina se reconcilió con su madre y trajo de vuelta la flota perdida de Kul Tiras. Katherine renunció como Señora Almirante de Kul Tiras y nombró a Jaina en su lugar, reafirmando la lealtad de la nación a la causa de la Alianza y a la Cuarta Guerra.

Al final de la guerra, Jaina fue capturada junto a otros líderes de ambas facciones por los Jurafauces y enviada a las Tierras Sombrías, donde fue atormentada en Torghast. Finalmente, fue rescatada por los Caminafauces y se unió a ellos en su campaña contra el Carcelero y sus fuerzas, centrándose especialmente en el rescate de Anduin.

Jaina es una de las principales protagonistas de la franquicia Warcraft.

Historia[]

Juventud[]

Jaina Proudmoore nació tres años antes de la Primera Guerra. Era la hija del medio del Señor Almirante Daelin Proudmoore, gobernante de Kul Tiras, y su esposa Katherine. Jaina era amada por su familia y, desde temprana edad, sintió un profundo entusiasmo por el aprendizaje y las responsabilidades propias de una joven dama, a pesar del trasfondo militar de la Casa Proudmoore. Durante su infancia, tuvo una institutriz y varios tutores, y el protocolo exigía que siempre estuviera acompañada por su dama de compañía y uno o dos guardias. Tenía la costumbre de esconderse cuando se sentía asustada o molesta, pero su madre, Katherine, siempre lograba encontrarla.

Jaina siempre había sentido una gran afición por la lectura; la biblioteca de la Fortaleza Proudmoore era su lugar favorito mientras crecía, algo que su madre observaba con diversión, comentando cómo le gustaba "rodearse de viejos tomos polvorientos". Desde pequeña, se sintió fascinada por las historias de la Guardiana Aegwynn. También llegó a presenciar, al menos una vez, cómo un sabio de las mareas bendecía un barco de Kul Tiras, algo que no volvería a ver hasta muchos años después. A medida que crecía, también escuchó relatos sobre el poder del Cetro Abisal .

Cuando su talento mágico fue descubierto tras la Segunda Guerra, Katherine tuvo que enfrentarse a Daelin para permitir que Jaina recibiera educación en Dalaran, aunque su hija nunca supo de esta disputa. En su camino a Dalaran, cuando tenía 11 años, Jaina hizo una breve estancia como invitada en la Ciudad Capital de Lordaeron, donde se convirtió en gran amiga de la princesa Calia Menethil.

Un día, durante una sesión de oración en la capilla de la familia Menethil, Jaina conoció por primera vez al príncipe Arthas, de 12 años, heredero del trono de Lordaeron. Arthas pensó que Jaina parecía alguien acostumbrada a montar a caballo y hacer excursiones, que pasaba mucho tiempo al aire libre y que no le molestaría recibir un bolazo de nieve en la cara o darse un chapuzón en un día caluroso. Se ofreció a escoltar a Jaina hasta Dalaran junto con sus guardias y sirvientes.

Durante el viaje, una noche, el príncipe la convenció de escabullirse con él para visitar uno de los campos de internamiento donde la Alianza mantenía prisioneros a los orcos. Fue la primera gran aventura que vivieron juntos. Sin embargo, a diferencia de Arthas, Jaina sintió compasión por los orcos cautivos, a pesar de que la Horda había matado a su hermano mayor, Derek, durante la Segunda Guerra.

Jaina pasó los años siguientes estudiando como miembro del Kirin Tor en Dalaran. Seis años después de su llegada a la ciudad, insistió hasta convencer al archimago Antonidas, líder del Kirin Tor, de que la aceptara como su aprendiz, convirtiéndose eventualmente en una de las pocas magas en servicio directo a Dalaran. Se ganó la reputación de ser una alumna destacada, sobresaliendo en la investigación y el estudio de la magia, y Antonidas llegó a creer que tenía el potencial de convertirse en la mayor hechicera de la historia humana.

El príncipe alto elfo Kael'thas Sunstrider estaba enamorado de Jaina, pero ella no correspondía a sus sentimientos y permaneció enfocada en sus estudios, ya que deseaba avanzar por mérito propio y no simplemente por la compañía de un príncipe élfico.

Cuando Jaina tenía 18 años, ella y su padre, Daelin, asistieron en la Ciudad de Stormwind a la ceremonia de inducción del príncipe Arthas en la Orden de los Caballeros de la Mano de Plata. Poco después, Arthas visitó Dalaran durante algunos meses con el pretexto de estudiar historia, aunque en realidad buscaba la oportunidad de cortejar a Jaina. Durante un paseo fuera de la ciudad, ambos se besaron por primera vez y comenzaron una relación romántica, para disgusto de Kael'thas. Al principio, mantuvieron su relación en secreto para evitar alimentar rumores, pero con el tiempo, Jaina empezó a visitar la Ciudad Capital durante las festividades.

En Halloween, después de que Jaina usara un hechizo de fuego para encender el Hombre de Mimbre ante la ovación del público, ella y Arthas se retiraron a los aposentos del príncipe y pasaron juntos la noche por primera vez. Luego, Jaina le prometió a Arthas que nunca lo rechazaría. Posteriormente, fue invitada a pasar el invierno en la Ciudad Capital y comenzó a ser tratada como parte de la familia real, ya que todos asumían que ella y Arthas pronto se casarían y tendrían hijos.

Sin embargo, durante un baile de Velo de Invierno, unas semanas después de Halloween, Arthas empezó a cuestionarse si realmente estaban listos para estar juntos y, de manera repentina, terminó la relación para que Jaina pudiera concentrarse en sus estudios mágicos en Dalaran y él en sus responsabilidades con Lordaeron. Jaina quedó muy herida por la decisión, pero no lo enfrentó por ello y, con el tiempo, comprendió y aceptó que era lo mejor en ese momento. Ambos acordaron seguir siendo amigos.

Jaina regresó a Dalaran, donde en cierto momento ayudó a Antonidas a deshacerse de los experimentos nigrománticos del mago renegado Kel'Thuzad.

La Tercera Guerra[]

Años más tarde, Antonidas, ansioso por aprender más sobre la misteriosa plaga que asolaba el norte de Lordaeron, fue visitado por el Profeta, quien le suplicó que llevara a su gente al oeste, a Kalimdor. Antonidas desestimó al Profeta como un simple loco, pero Jaina, que había estado observando desde las sombras, percibió un gran poder en él y pensó que tal vez deberían prestar atención a sus advertencias. Antonidas continuó en desacuerdo y, en su lugar, envió a Jaina a reunirse con Arthas para investigar la plaga en la aldea norteña de Brill.

Tras un inicio algo incómodo, Arthas y Jaina comenzaron a reavivar su relación, y el príncipe albergaba la esperanza de que, una vez resuelto el misterio de la plaga, finalmente pudieran casarse. Ninguno de los dos sabía que la invasión del Azote cambiaría sus vidas para siempre.

Mientras investigaban Brill, Jaina presenció hechos muy extraños, como la presencia de un nigromante y un zombi compuesto de varias partes de distintos cadáveres. Se enfrentaron a numerosos muertos vivientes y encontraron un granero que contenía grano infectado con la plaga. Las cajas llevaban el sello de Andorhal, el principal distribuidor de grano en Lordaeron. Persiguiendo al nigromante, que en realidad era Kel'Thuzad, un ex-miembro del Kirin Tor, llegaron hasta Andorhal, donde los esperaba una horda de guerreros no-muertos. Lucharon para abrirse paso hasta Kel'Thuzad, y Arthas lo ejecutó.

Jaina y Arthas regresaron al centro de Lordaeron y se detuvieron a descansar en el pequeño pueblo de Hearthglen. Allí descubrieron que el grano infectado de Andorhal había llegado y sido distribuido entre los aldeanos, quienes comenzaban a transformarse en no-muertos. Jaina, a regañadientes pero con urgencia, partió en busca de refuerzos. Se teletransportó a Dalaran, donde Antonidas envió a Uther. Cuando Jaina regresó con la Mano de Plata, Hearthglen estaba prácticamente destruido, y Arthas luchaba una batalla perdida. Con la ayuda de Uther, lograron repeler a los atacantes no-muertos. Horrorizado por la magnitud de la amenaza, Arthas juró dirigirse a Stratholme para enfrentarse a Mal'Ganis.

Preocupada por el odio creciente de Arthas hacia Mal'Ganis, Jaina usó un hechizo de invisibilidad y lo alcanzó en el camino después de que tuviera un encuentro con el mismo Profeta que había visitado a Antonidas. Juntos, continuaron hacia Stratholme hasta el anochecer, cuando acamparon y buscaron consuelo el uno en el otro, alejando por un momento los pensamientos de muerte y plagas.

Al día siguiente, Arthas, Jaina y Uther llegaron a Stratholme, pero no a tiempo para evitar que los habitantes consumieran el grano contaminado. Los tres sabían que pronto se convertirían en no-muertos y los atacarían. Arthas insistió en masacrar a los ciudadanos antes de su transformación para purgar la ciudad, pero Uther no podía aprobar el asesinato de personas indefensas cuyo único crimen era estar infectadas, incluso si dejarlas con vida significaba que pronto se convertirían en una amenaza. Cuando Uther se negó a obedecer la orden de matar a los civiles, Arthas lo despojó de su rango y lo acusó de traición. Luego exigió que todo aquel leal al rey se quedara con él para destruir la ciudad. Incapaz de presenciar la masacre, una Jaina desconsolada se marchó junto a Uther. Arthas quedó conmocionado y herido por la decisión de Jaina, viéndola como una traición a la promesa que habían hecho la noche en que se convirtieron en amantes.

Tras purgar Stratholme, Arthas se reunió con Jaina y le rogó que lo acompañara a Northrend para cazar a Mal'Ganis, pero ella se negó y le advirtió que todo parecía una trampa. Al día siguiente, Jaina y Uther regresaron a las ruinas ardientes de Stratholme y quedaron horrorizados por lo que Arthas y sus hombres habían hecho. Luego de revelar a Uther el destino de Arthas con la flota de Lordaeron, Jaina recibió la visita del misterioso Profeta, quien anteriormente había intentado advertir a Terenas, Antonidas y Arthas. El Profeta percibió en ella un gran liderazgo y la instó a llevar a la gente que pudiera con ella hacia el oeste, huyendo de Lordaeron y su tierra natal, Kul Tiras.

Meses después, Arthas y el Azote iniciaron la invasión de Dalaran. En ese momento, Jaina y Antonidas comprendieron que el Profeta tenía razón. Antonidas instó a Jaina a reunir a todos los supervivientes que pudiera y zarpar hacia Kalimdor. Al principio, Jaina se resistió, pero tras un largo debate, aceptó. Entendió, al igual que Antonidas, que Dalaran no podría resistir al Azote. Maestro y aprendiz se despidieron, sabiendo que sería la última vez que se verían.

En los días siguientes, Jaina reunió a la mayor cantidad de refugiados posible. No todos estuvieron de acuerdo en acompañarla, pero muchos lo hicieron.

Antes de partir (pero después de la caída de Quel'Thalas), intentó consolar a Kael'Thas, quien estaba afligido por la muerte de su padre. Sin embargo, Kael rechazó con ira su consuelo y la recriminó por haber favorecido a un "monstruo" como Arthas en lugar de a él.

Poco después, Jaina presenció el avance del ejército de Arthas hacia Dalaran. En un principio, quiso enfrentarlo en persona, pero dudó al recordar sus intentos fallidos previos de hacerlo entrar en razón. Aunque ofreció ayudar a su mentor y a los magos de Dalaran a defender la ciudad contra el Azote, Antonidas insistió en que debía atender sus responsabilidades y liderar a los supervivientes al otro lado del Gran Mar.

La expedición de Jaina estaba compuesta por individuos de diversas razas y reinos. A pesar de sus diferencias, la siguieron, pues ella representaba algo que casi había desaparecido por completo de los Reinos del Este: la esperanza.

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