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Este artículo trata sobre la Antigua Horda orca de Draenor que invadió Azeroth durante la Primera y Segunda Guerra. La nueva Horda fundada por Thrall puede encontrarse en la entrada Horda.

La Historia de la Horda abarca varias décadas desde su fundación original[1] que tuvo lugar de varias formas en distintos momentos del tiempo. En la época de su concepción, la Horda era una malévola máquina de guerra, engrasada con energía demoníaca. Por entonces estaba formada fundamentalmente por orcos, y también por trol de bosque, ogros, goblin y Caballeros de la Muerte. Fue creada debido a la manipulación que la Legión Ardiente, y Kil'jaeden en particular, realizaron sobre la pacífica raza de los orcos de Draenor, que acabaron convertidos en unas marionetas perfectas para los propósitos de sus demoníacos maestros. En una época más reciente, la Horda se pacificó cuando se libró de la sed de sangre y se abrió a nuevas razas como los trol Lanza Negra, tauren, renegados o elfos de sangre.

La mayor victoria militar de la Horda fue la destrucción del reino de Azeroth en la Primera Guerra. A pesar de llevar ventaja en el conflicto, fueron derrotados en la Segunda Guerra, y los orcos supervivientes internados en campos de concentración. La liberación de los orcos de esos campos por parte de Thrall y la superación de la sed demoníaca, fue el comienzo de la Horda moderna que conocemos hoy en día.

El Alzamiento de la Horda[ | ]

WoW-novel-logo-16x62 Esta sección aborda contenido exclusivo de novelas e historias cortas.

Véase: Ascenso de la Horda
Nerzhul

Ner'zhul

Guldanmetzen

Gul'dan

El origen de la Horda se remonta a los antiguos clanes orcos de Draenor donde habían convididio pacíficamente con los draenei. Ner'zhul, uno de los chamanes orcos, contactó con un ente extradimensional llamado Kil'Jaeden que lo persuadió para que creyera que era un espíritu. A pesar de haber dedicado toda su vida al equilibrio y la naturaleza, Ner'zhul respondió a los cantos de sirena que el demonio le ofreció, abandonando sus enseñanzas y entregándose a una nueva senda de conocimiento: el de la brujería. Las consecuencias fueron salvajes. Una vez que hubo aprendido las técnicas más básicas de manipulación que su nueva magia le ofrecía, su fama creció entre sus coetáneos que abandonaron los viejos caminos del chamanismo y comenzaron a destruir la naturaleza a la que anteriormente habían servido.

Pasaron años antes de que Ner'zhul se diera cuenta de su error. Por aquel entonces, ya había convencido a muchos para seguirle en la guerra contra los draenei. Ner'zhul intentó cohesionar a la Horda en una unidad compacta pero cuando vio en la que se había convertido su raza - y en lo que aún estaba por llegar - rehusó a seguir obedeciendo a Kil'Jaeden que le había pedido que corrompiera a los orcos con la sangre de demonio. Furioso, Kil'Jaeden encontró una nueva forma de acceder a los orcos a través de Gul'dan, uno de los más aventajados aprendices de Ner'zhul que no compartía con su maestro ningún rasgo de honor o compasión. Así, cuando Ner'zhul volvió la espalda a la Legión debido a su sentimientos de culpa, la codicia y ambición de Gul'dan hicieron que sustituyera a su mentor de una manera más efectiva para los demonios debido a su crueldad. Pronto se convirtió en el instrumento de destrucción de Kil'Jaeden en Draenor, liderando la nueva Horda fundada con unas bases de brutalidad nunca conocidas hasta entonces por la raza orca. Sin los escrúpulos de Nerz'hul fue fácil convencer a los orcos para que bebieran la sangre del señor del foso Mannoroth el Destructor lo que corrompió irremediablemente a todos los que la bebieron.

Los orcos, los 'padres' de la Horda, esclavizaron a las pocas criaturas vivientes de su mundo obligándolas a luchar contra ellos. La única raza que podía llamársele aliada eran los ogros, que por aquel entonces contaban con una sola cabeza y servían como gigantescas moles de inteligencia muy limitada que solían cargar con las máquinas de asedio con las que los orcos conquistaban sus objetivos. Con semejante poder, los orcos superaron fácilmente a los draenei, cuya derrota significó el comienzo de las campañas militares de la Horda.

A pesar de dominar Draenor, Gul'dan ansiaba más poder e influencia. Con la ayuda de Kil'Jaeden fundó el Consejo de la Sombra, una secta de los brujos más corruptos de la Horda que doblegaron a los líderes de los clanes orcos a su voluntad, sin que la mayor parte de ellos supiera siquiera que el Consejo existía. Satisfecho con los resultados obtenidos, Kil'Jaeden cortó el contacto con los orcos que, sin un enemigo importante con el que combatir, comenzaron a luchar entre ellos. Gul'dan se dio cuenta que si no encontraba pronto un enemigo de altura, la Horda se autodestruiría. No tardó en contactar con un poderoso mago humano llamado Medivh, poseído por la Legión, que le ofreció un mundo llamado Azeroth para que los orcos conquistaran. Medivh creó el Portal Oscuro que conectaba ambos mundos mientras Gul'dan preparó una invasión a gran escala para que la Horda lo atravesara en masa. La construcción del primer portal oscuro marcó el comienzo de la invasión de la Horda a Azeroth y el comienzo de la Primera Guerra.[2]

El líder militar de la Horda, un cargo denominado Jefe de Guerra, por aquel entonces era Blackhand, aunque el verdadero poder residía en Gul'dan y el Consejo de la Sombra. No se sabe a ciencia cierta si el momento en que accedió al cargo fue antes o después de atravesar el Portal Oscuro, el caso es que unificó bajo un estandarte a los orcos que invadieron Azeroth que lucharon bajo su mando.

Azeroth era un planeta en el que vivían muchas de las razas que en un futuro formarían parte de la Horda. En aquella época algunos ni siquiera existían como los Renegados. Los tauren andaban en lucha contra los centauros en el lejano Kalimdor donde los elfos de la noche rara vez se dejaban ver. Los trol Lanzanegra vivían en una isla en las Islas Abruptas, cerca de la Vorágine y no fueron los primeros de su raza con los que contactó la Horda. Tal 'honor' recayó en los trol del bosque liderados por Zul'jin que luchaban contra los elfos de Quel'Thalas y con los que contactaron en la Segunda Guerra.[3]

La Primera Guerra[ | ]

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Thedarkportal

Portal Oscuro por el cual los orcos entraron a Azeroth

Por aquel entonces, la mayoría de la raza orca estaba bajo la influencia de la sangre de los demonios, controlada por Kil'Jaeden. Esto no significa que no hubiera orcos que renegaran de la sed de sangre y lucharan en la Primera Guerra sin saber siquiera que existía tal cosa. Ignorantes o afortunados, los orcos atravesaron el Portal Oscuro y lucharon contra los humanos llenos de una falsa sensación de superioridad que jugó en su contra. Cuando vieron las granjas de humanos de Azeroth pensaron que la raza mayoritaria de aquel planeta eran simples campesinos que no pondrían resistencia a sus armas. Pensando en una cómoda victoria, los orcos llegaron a Ventormenta, cuya conquista pensaba Guld'an que le traería la revelación de la localización de la Tumba de Sargeras por parte de Medivh.

Ventormenta resultó ser un muro infranqueable para la Horda. Bastó la guardia de la entrada para hacer retroceder a los orcos. Por primera vez, vieron cuan efectivos resultaron los ataques a caballo que sufrieron por parte de la Hermandad del Caballo y el diestro entrenamiento militar que les llevó a caer en encerronas por varios flancos. Avergonzados, los orcos huyeron y se pusieron a salvo gracias a un hechizo de niebla que conjuró Gul'dan para despistar a sus perseguidores.

Furiosos, los jefes de los clanes orcos comenzaron a culparse de la derrota y un atisbo de resquebrajamiento planeó sobre la Horda. Gul'dan, que sabía que necesitaba actuar con urgencia, planteó al Consejo de la Sombra algo hasta ahora nunca hecho. Blackhand el Destructor fue nombrado Jefe de Guerra de la Horda a la que lideraría además de a su propio clan. Otro personaje importante saltó a la palestra, la asesina semiorca Garona, leal sirviente de Gul'dan que se encargaba de escribir el diario de guerra, algo poco común teniendo en cuenta que pocos orcos sabían escribir, ni siquiera los brujos. [4]. Garona y otros orcos como Eitrigg, contaron tiempo después que Blackhand fue nombrado Jefe de Guerra después de entrar los orcos en Azeroth [referencia requerida] [5] mientras que otros afirman que ya lo era antes de cruzar el Portal Oscuro.[referencia requerida]

Los humanos habían demostrado tener más de un as en la manga; los archimagos del Kirin Tor y sacerdotes de Villanorte prestaron una gran ayuda con su magia a los ejércitos humanos. Podría pensarse que el resultado del asalto de los orcos a Ventormenta fue catastrófico pero tuvieron un gran punto a favor, el poderoso Lord Anduin Lothar desapareció y durante su ausencia los humanos sin un líder fuerte se sintieron inferiores refugiándose tras los muros de su ciudad. Más tarde se supo que andaba buscando el Tome of Lost Divinity en las Minas de la Muerte, que interrumpió brevemente para ayudar a los ejércitos humanos una vez más. Con la ayuda de Garona y del aprendiz de mago, Khadgar, Lothar derrotó a su antes amigo, el traidor Medivh, en su torre de Karazhan aunque, antes de eso, Gul'dan consiguió sonsacar la localización de la Tumba de Sargeras de la mente de Medivh al que Gul'dan le tenía un gran aprecio y cuya muerte lamentó profundamente.

Al mismo tiempo, Garona se infiltró en Ventormenta, donde asesinó al Rey Llane Wrynn antes de que Lothar tuviera oportunidad de regresar. Al morir el rey, la moral de las tropas cayó en picado y cayó con él. Lothar llegó a tiempo de reunir a los supervivientes y retirarse al norte. Los orcos habían ganado la Primera Guerra aunque la victoria les costó un alto precio, Gul'dan cayó en coma mientras que Orgrim Doomhammer traicionó a Blackhand y lo apuñaló para sucederle como Jefe de Guerra de la Horda. Ogrim era uno de los pocos orcos leales a sus principios que había en la Horda,, había descubierto la existencia del Consejo de la Sombra, y la verdad acerca de como habían manipulado a Blackhand. Doomhammer lideró un ataque por sorpresa a la ciudadela donde se encontraba el Consejo, y acabó con cada brujo que encontró. Gul'dan despertó con un puñal en su cuello y fue obligado a servir lealtad a Doomhammer, aunque con la idea en mente de vengarse en el futuro.[6]

La Segunda Guerra[ | ]

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Orgrimdoomhammer

Orgrim Doomhammer.

Los orcos persiguieron a los humanos hacia el norte, disfrutando con cada nueva conquista. Muchos humanos huyeron desperdigados sin que los orcos se vieran capaces de rastrearlos. Este era un trabajo ideal para los trol del bosque fieles a Zul'jin, quienes odiaban de sobremanera a los humanos y a los elfos, pero rehusaron unirse a la Horda. Todo esto cambió cuando Zul'jin fue capturado por los humanos en Trabalomas y rescatado por orden de Doomhammer. Vistos los efectivos de la Horda, con los trol, ogros de Dranor, y orcos luchando juntos, no tardaron en ganarse el favor de los goblin, que vieron en ellos una gran oportunidad de hacer negocio.

Mientras, Gul'dan furioso con la masacre al Consejo, quiso volver a crearlo pero encontró dificultados en enseñar a otros sus artes. Kil'Jaeden le reveló el secreto entonces para alzar a los muertos, algo a lo que no había tenido acceso ni el propio Medivh. Gul'dan aprendió a concentrar su mente y enfocarla hacia la Gran Oscuridad donde encontró las almas de los brujos que necesitaban un nuevo cuerpo. Sus primeros intentos de resurrección resultaron fallidos; la carne de sus acólitos y la debilidad de sus aprendices les hicieron incapaces de albergar el espíritu de los tres brujos. Entonces, cuando la Horda se encontraba asediando Caer Darrow, un poderoso artefacto los detuvo. Una poderosa piedra rúnica imbuida con magia ancestral de un origen desconocido le mostró a Gul'dan el camino y este la corrompió y dividió en varios bloques para construir el primer Altar de las Tormentas.

Gul'dan convocó a sus fieles en el altar y sacrificó a la mayoría de ellos en rituales siniestros que ejecutó él mismo para asegurar el éxito del conjuro. Sus esfuerzos sin embargo, no dieron frutos. Gul'dan experimentó primero con seres vivos y usó la piedra rúnica para crear una nueva familia de brujos más poderosos, y que no caerían tan fácilmente ante la espada de Doomhammer: habían nacido los ogros magos. El primero de todos fue Cho'gall, un fanático seguidor de Gul'dan que premió su lealtad con este presente. Juntos, crearon más ogros y los entrenaron para la siguiente fase de su plan. Doomhammer, al haber traicionado a su antiguo maestro, sospechaba constantemente de que otros pudieran hacer lo mismo así que escuchó las palabras de Gul'dan que lo convenció de que sus propios hijos, Rend y Maim, planeaban sucederle. Doomhammer disolvió los ejércitos de sus hijos y los dispersó para ponerse a salvo sin percatarse que este movimiento debilitaba los ejércitos montados de la Horda. Gul'dan, quien si no, le propuso la solución. El brujo le dijo que podía crear un ejército de jinetes resucitados que mostrarían lealtad solo hacia el propio Doomhammer. Esto contentó al Jefe de Guerra que aún así dejó claro que no confiaba en Gul'dan, y por una buena razón. Esto le dio a Gul'dan tiempo para continuar con sus experimentos. Junto a Cho'gall formaron un gran conjunto de orcos y ogros leales a su causa con los que formaron los clanes Cazatormentas y el Martillo Crepuscular. Pero el tiempo se acababa y Orgrim pronto demandó resultados, antes de que Gul'dan estuviera preparado, por lo que buscó desesperadamente una solución. De repente se dio cuenta que había estado probando únicamente con los cuerpos de su propio ejército, que eran tropas de tierra, y él necesitaba jinetes expertos en el combate montado. En un golpe de genialidad, colocó el espíritu de uno de sus antiguos compañeros, Teron Sanguino, en el cuerpo de un caballero humano. Para su sorpresa, Sanguino tomó el control del cuerpo y lo más importante, podía canalizar energía oscura a pesar de encontrarse en una carcasa esquelética que no era la suya. Así fue como nació el primer Caballero de la Muerte. Pero incluso con los caballeros de la muerte y los magos ogros, la Horda sufrió numerosas derrotas en el comienzo de la Segunda Guerra lo que en parte se atribuyó a la fortaleza de la recién creada orden de los Caballeros de la Mano de Plata pero sobre todo, por la ayuda aérea que los enanos Martillo Salvaje le prestaban desde Pico Nidal que evadían fácilmente los ataques de sus lanzadores de hechizos y las hachas que los trol tiraban a distancia. Los veteranos de la Horda sabían que para poder luchar en igualdad de condiciones necesitaban sus propias bestias para surcar los cielos pero nadie respondió a su llamada.

Entonces, uno chamán orco llamado Zuluhed, a través de un un misterioso procedimiento, descubrió un antiguo talismán capaz de conceder grandes deseos. El único problema es que no respondía a la magia chamanística, sin importar cuan poderosa fuera esta. Esto llevó a Zuluhed a fijarse en el único brujo en el que podía confiar, Nekros Skullcrusher, un guerrero leal al clan Faucedraco. Con su ayuda consiguió el Alma del Demonio con el que podía invocar grandes cantidades de poder mágico. Sin embargo, el verdadero secreto del poder del artefacto era su capacidad para poder controlar a los dragones. Por entonces, incluso la poderosa Alexstrasza, la Reina de los Dragones, sucumbió a su poder y fue encadenada en Grim Batol. Allí, Nekros la obligó a reproducirse y crear un ejército aéreo para la Horda. El Vuelo Rojo tuvo que aceptar las órdenes de los orcos, sabiendo que su reina podría morir si ellos se negaban. Zuluhed consiguió un gran crédito tras los resultados de Nekros y su clan llevó a los dragones a la guerra. Con ellos de parte de los orcos, se libró la batalla final de la Segunda Guerra, en donde los Caballeros de al Mano de Plata, liderados por Anduin Lothar tomaron Blackrock Spire.

Lothar se separó del cuerpo principal de sus tropas en una de las batallas más épicas de Azeroth. En medio del caos, se encontró con Orgrim Doomhammer que lo derrotó en combate singular. A pesar de la caída de su líder, los humanos pronto se repusieron. Al grito de "¡Por Lothar!", uno de sus lugartenientes, Turalyon, tomó el mando de unas tropas que lanzaron una ofensiva tan furiosa que llegaron a atemorizar los corazones de los poderosos orcos. Las oleadas comandadas por Turalyon hicieron retroceder a la Horda poco a poco, de vuelta al Portal Oscuro.

Por aquel entonces, el líder del clan Lobo Gélido, Durotan, descubrió la relación entre Gul'dan y los demonios de la Legión. Sus acusaciones sólo le trajeron el destierro a la gélida tundra de las Montañas de Alterac donde reunió nuevas pruebas que presentó ante Orgrim Doomhammer. Tras explicarle la verdad sobre Kil'Jaeden, Doomhammer lo creyó y envió a Durotan de vuelta con una escolta mientras cavilaba su próximo paso. Sin embargo entre sus guardias había un traidor que asesinó a Durotan y su mujer, dejando únicamente con vida a su pequeño bebé que fue encontrado posteriormente por Lord Aedelas Lodonegro, un astuto humano que lo crió como un esclavo, llamándolo "Thrall” .

De vuelta al Portal Oscuro, Doomhammer rehusó volver a Draenor. A medida que avanzaba la batalla, Khadgar, aprendiz de Medivh y ahora archimago de Nethergarde, comenzó a canalizar el mayor hechizo destructivo que se había visto en Azeroth desde los tiempos de Aegwynn. Durante un momento, humanos y orcos dejaron de luchar para contemplar como un gran pilar de luz que se alzaba sobre Khadgar destrozaba el Portal Oscuro y con ello la moral de los orcos. Kilrogg Deadeye del clan Bleeding Hollow se retiró y la Alianza capturó al resto, incluido al mismísimo Jefe de Guerra, Orgrim Doomhammer.[7], Kilrogg fue capturado y llevado a un campo de internamiento tiempo después.

La Invasión de Draenor[ | ]

"Véase: Horda de Draenor"

Dado que los humanos persiguieron a Kilrogg, Gul'dan se escabulló y llevó a lo que quedaba de su clan hacia la Tumba de Sargeras importándole ya poco lo que pasara con la Horda. Allí liberó a los demonios de la tumba y se produjo una batalla de la que solo sobrevivieron unos pocos de su clan. Gul'dan nunca encontró el Ojo de Sargeras, algo que podría haber desencadenado el fin de Azeroth.

Por su parte, Kilrogg, el último héroe orco de la Primera Guerra, consiguió abrir otro portal hacia Draenor con la ayuda de algunos artefactos. La Alianza, temerosa de que la Horda pudiera volver con un gran número de efectivos, envió a algunos de sus más valientes miembros a través del portal con la intención de seguir a Kilrogg. Con la Alianza pisándoles los talones, el clan Bleeding Hollow reunió a los orcos que habían quedado en Draenor y se prepararon para una nueva batalla. Estos orcos estaban controlados por Ner'zhul, el viejo chamán que había rechazado obedecer a Kil'Jaeden, que vio en la experiencia de Kilrogg contra los humanos un gran aliado para combatir al invasor bajo unos principios alejados de la voluntad de los demonios. Durante la lucha, Nerz'hul tomó una inusual decisión que cambiaría el rumbo de la historia; el chamán dejó de creer que tanto Azeroth como Draenor fueran lugares propicios para que raza viviera de modo que comenzó a invocar un gran poder para abrir diferentes portales hacia otros mundos para escapar. No calculó que Draenor no podría resistir tanta energía; cuando el mundo comenzó a colapsarse, Khadgar y los humanos que se encontraban en Draenor se dieron cuenta de la peligrosidad de la situación y de que esto podría conllevar la destrucción de Azeroth. Los ejércitos de la Alianza se dirigieron entonces hacia el portal oscuro, no para defenderlo sino para proteger a Khadgar que invocó un poderoso hechizo para destruirlo.

Muchos humanos perecieron, tan solo para retener a los orcos el tiempo suficiente para que el hechizo de destrucción se completara. Sin ningún mundo al que escapar, orcos y humanos huyeron por un portal aunque muchos se quedaron en Draenor y murieron por la deflagración. Lo que quedó del mundo natal de los orcos fue un continente devastado cuyos trozos flotaban sobre el Vacío Abisal, y donde permanecían solo un puñado de supervivientes, la mayoría gravemente heridos. Kil'Jaeden encerró a Ner'zhul entonces un gran trozo de hielo y lo envió a Rasganorte donde llegaría a convertirse en el Rey Exánime.[8]

Quince años de paz[ | ]

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Véase: Señor de los Clanes
Thrall2004

Thrall

Muchos orcos habían atravesado el portal antes de que Khadgar asegurara el perímetro defensivo, entre ellos se encontraba Grom Hellscream y la mayoría de su clan, los Grito de Guerra. Estos resultaron ser un fastidio para los humanos que tuvieron que perseguirlos y luego capturarlos para llevarlos a los ya de por sí hacinados campos de internamiento orcos. En esta época, algunos sirvientes de Lord Aedelas Lodonegro criaron a Thrall durante sus primeros años de vida. Fueron los más placenteros de los que disfrutó el orco junto a Taretha Foxtron, la hija de los criados que le trataba como su hermano menor. Ella fue lo más parecido que tuvo Thrall a una familia. Lamentablemente cuando Thrall alcanzó cierta edad, tuvo que dejar sus tareas de aprendizaje y lectura con ella para ser entrenado en combate. La intención de Lodonegro era usarlo como gladiador y más tarde urdir un plan con el que escalaría posiciones entre la Alianza.

Mientras duraba su instrucción, el joven Thrall oyó hablar de la guerrilla entre los orcos y los humanos donde participaba Grom, mientras que Doomhammer había escapado de la reclusión a la que le había sometido Terenas Menethil II. Este no se unió inmediatamente a los clanes rebeldes sino que se convirtió en un ermitaño y pasó una larga época dedicado a la contemplación. Era el camino que habían seguido muchos guerreros que no estaban decididos a rendirse pero tampoco tenían la fortaleza suficiente para reunir a los restos desperdigados de la Horda.

La brutalidad del entrenamiento de Thrall en la arena de gladiadores fue en incremento, a pesar de todo el orco se escabullía cuando podía para estar con su 'hermana' humana. En una de sus escapadas vio los campos de internamiento donde vio a sus hermanos orcos. A Thrall no le pareció excesivamente complicado el escapar de allí sin embargo la apatía de los orcos les hacía rehusar cualquier atisbo de rebelión. Tras mucho buscar, Thrall encontró a Grom del que aprendió el origen de su raza, la historia de Gul'dan y los demonios y el clan al que su familia pertenecía, los Lobo Gélido. Thrall los busó por las Montañas de Alterac donde casi muere congelado. Cuando los encontró, Drek'Thar, su líder le enseñó los caminos del chamanismo. Un día llegó al campamento un guerrero al que los Lobo Gélido acogieron a pesar de que este no paraba de insultarlos. Thrall se enfrentó a él a pesar de que contaba con un inmenso martillo plateado. El entrenamiento duro al que había sido sometido jugó a favor de Thrall que derrotó al misterioso viajero que resultó ser Orgrim Doomhammer, el Jefe de Guerra de la Horda. Los insultos resultaron ser una escusa para probar la fuerza de Thrall y el resultado fue tan satisfactorio que juntos planearon un asalto a los campos de internamiento para liberar a los orcos y cuando fueran libres, enseñarles a luchar de nuevo. Thrall se reunió con Grom y entre los tres asaltaron la fortaleza de Lodonegro. Orgrim cayó durante la lucha y Thrall lo sucedió como Jefe de Guerra[9].

La Tercera Guerra[ | ]

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Grom derrota a Cenarius

La nueva Horda evitó en lo posible el enfrentamiento con la Alianza y tan solo persiguió liberar a los prisioneros de los campos de internamiento. Un misterioso visitante — el profeta Medivh — visitó a Thrall y le contó que debía llevar a su pueblo hacia el oeste, a las costas del continente olvidado de Kalimdor. Medivh trataba de persuadir a los líderes de Azeroth para que protegieran al Árbol del Mundo ante la llegada de la Legión Ardiente y Thrall fue el más dispuesto a ello ya que andaba buscando un lugar donde establecer el hogar de los orcos. Durante su travesía por mar, encontró a los trol Lanza Negra que le unieron.

La Horda encontró en Kalimdor nuevas y desconocidas razas. Los tauren liderados por Cairne Pezuña de Sangre se unieron a la Horda una vez que Thrall les hubo ayudado en su huida de los centauros. Tras separarse de Thrall, Grom se dirigió a los bosques del norte donde se encontró con los elfos que los atacaron cuando los vieron talando sus ancestrales árboles. Viéndose inferiores en número y fuerza, Grom recibió la ayuda de Mannoroth el Destructor, el mismo señor del foso cuya sangre había corrompido a los clanes orcos de Draenor apareció para ofrecerle de nuevo el remedio para derrotar a los elfos liderados por Cenarius. Grom, que sabía el precio a pagar, prefirió no perder la batalla y obligó a sus tropas a beber de la sangre del demonio. Con la fuerza que les otorgó tal corrupto brebaje, los orcos derrotaron a los elfos y Grom mató a Cenarius. Tras la batalla, Mannoroth apareció y Grom y su clan le juraron lealtad.

Mientras Grom sucumbía a la Legión, Thrall y Lady Jaina tuvieron una reunión con Medivh en la que quedó patente que los grandes ejércitos de Azeroth debían unirse para derrotar a la Legión. Tras volver sobre sus pasos, ambos tuvieron que capturar el espíritu de Grom y liberarlo de la corrupción demoníaca. Los dos orcos fueron en busca de Mannoroth al que derrotaron aunque a un alto precio ya que Grom no sobrevivió a la deflagración del demonio. Thrall le prometió que su muerte no sería en vano y cumplió su promesa. Con la ayuda de los elfos, plantaron cara a la Legión en el Monte Hyjal donde derrotaron a Archimonde. Muchas bajas se produjeron en la batalla y el Árbol del Mundo quedó destruido pero Azeroth resistió el segundo embite de la Legión gracias a la unión de todos sus ejércitos. Finalmente, tras una larga época de conflictos, se produjo un periodo de merecida paz.[10]

La Fundación de Durotar[ | ]

Las fuerzas de la nueva horda, estaban agotadas, tenían incontables bajas y heridos, Thrall despidiéndose de sus camaradas humanos y elfos, partió junto a su pueblo hacia el sur donde comenzó a construir la ciudad de Orgrimmar en honor a Orgrim Doomhammer situada en el valle de Durotar, en honor a su padre. Los humanos liderados por Jaina y los elfos de Malfurion y Tyrande permitieron a la Horda permanecer en Kalimdor y vivir en paz. Los tauren por su parte construyeron su propia capital, Cima del Trueno en Mulgore. Por aquel entonces la Horda recibió la visita de Rexxar cuya ayuda resultó providencial para los hechos que vendrían a suceder.

La paz pronto se vio rota por las incursiones humanas en territorio orco. El Almirante Daelin Proudmoore, padre de Jaina y uno de los líderes de la Alianza durante la Segunda Guerra lanzó varios ataques contra la Horda a pesar de las protestas de su hija. Incapaz de diferenciar los orcos que asolaron Azeroth de esta nueva Horda, el líder de Kul Tiras fortificó las defensas de los alrededores de Theramore con la intención de lanzar una gran ofensiva contra Orgrimmar. La Horda se puso en marcha entonces y se produjo una gran batalla en la ciudad fortificada de los humanos donde Rexxar se encargó de ajusticiarlo. Thrall fue consecuente y permitió a los humanos vivir aunque la paz con la Alianza ya no iba a ser posible. [11]

La Guerra Fría[ | ]

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Véase Horda.

A partir de entonces numerosas batallas han tenido lugar a pesar de los esfuerzos de los líderes de la Horda por mantener fuertes lazos diplomáticos. Cuando los naga emergieron del mar y atacaron tanto a humanos como a orcos, ambas facciones se culparon mutuamente. En Lordaeron, la antigua general de Quel'Thalas, Sylvanas Brisaveloz se liberó del poder mental del Rey Exánime y creó su propia facción, los Renegados. Dado que la situación en Kalimdor se volvió más sangrienta, Sylvanas le ofreció a Thrall una alianza que el orco aceptó. La entrada de los renegados en la Horda enfureció aún más a la Alianza ya que se encontraban ocupando el antiguo reino humano masacrado por la plaga. A pesar de los intentos de Jaina trató de calmar los ánimos, los humanos presionaron para que la Alianza volviera a mostrar hostilidad hacia la Horda.

Historia reciente[ | ]

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A pesar de las frías relaciones con la Alianza, ambas facciones han luchado en los últimos tiempos contra enemigos comunes. Los conflictos de la Guerra en Terrallende y la Guerra contra el Rey Exánime podría hacer pensar que fueron posible gracias al esfuerzo conjunto. Sin embargo la Batalla de Angrathar y la Batalla por Entrañas [12] hicieron que el Rey Varian declarase rotas cualquier relación con la Horda.

Los sueños de Doomhammer, Durotan y tantos otros están hecho añicos actualmente. El futuro de la Horda es incierto.

Referencias[ | ]

  1. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 4. ISBN 9781588467720. 
  2. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 165- 167. ISBN 9781588467720. 
  3. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 165-166. ISBN 9781588467720. 
  4. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 167. ISBN 9781588467720. 
  5. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 165-167. ISBN 9781588467720. 
  6. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 168. ISBN 9781588467720. 
  7. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 169-171. ISBN 9781588467720. 
  8. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 172-173. ISBN 9781588467720. 
  9. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 173, 175. ISBN 9781588467720. 
  10. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 175, 176. ISBN 9781588467720. 
  11. Bennie, Scott; Richard Farrese, Bob Fitch. Horde Player's Guide, 176. ISBN 9781588467720. 
  12. La Batalla por Entrañas: Epílogo (Horda) - La Batalla por Entrañas: Epílogo Alianza)
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