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'''{{PAGENAME}}''' es parte del Capítulo III de la [[Historia de Warcraft]].
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El Alzamiento de la Horda es parte del Capítulo III de la [[Historia de Warcraft]].
 
   
 
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Bajo el control secreto de Gul'dan y su Consejo de la Sombra, los orcos se fueron volviendo cada vez más agresivos. Construyeron enormes arenas donde los orcos afinaban sus habilidades guerreras en pruebas de combate y muerte. Durante ese período, unos pocos jefes de clanes denunciaron la creciente depravación de su raza. Uno de ellos, Durotan del clan Lobo Gélido, advirtió a los orcos que se perderían en el odio y la furia. Pero sus palabras fueron ignoradas, ya que jefes más fuertes como Grom Grito Infernal del clan Grito de Guerra dieron un paso adelante para defender una nueva era de guerra y dominación.
   
 
Kil'jaeden sabía que los clanes orcos estaban casi listos, pero necesitaba estar seguro de su lealtad absoluta. En secreto, hizo que el Consejo de la Sombra invocara a Mannoroth el Destructor, el recipiente viviente de rabia y destrucción. Gul'dan llamó a los jefes de los clanes y los convenció de que beber la sangre de Mannoroth, repleta de rabia, los haría totalmente invencibles. Liderados por Grom Grito Infernal, todos los jefes de clan excepto Durotan bebieron y por lo tanto sellaron sus destinos como esclavos de la Legión Ardiente. Fortalecidos por la rabia de Mannoroth, los jefes extendieron involuntariamente su subyugación a sus ignorantes hermanos.
Las historias de batallas y victorias siempre son recordadas, y en el pasado, se han levantado líderes que con cada asalto documentan el pasado. A pesar de ser líderes en guerra, estos jefes han demostrado poca acción con las palabras escritas. “Thok contar interesante historia. Ellos hicieron caer mi, pero mi bien. Mi encontrar muchas cosas buenas para comer. Nosotros encontrar villa. Nosotros matarlos y comer su comida. Thok detenerse ahora. Cabeza duele de escribir”. El hecho es que yo soy mitad orca, con linaje humano, lo que combinado con las habilidades y las enseñanzas que he adquirido durante mis viajes, me ha permitido adquirir este elevado puesto. Como jefe de intérpretes del Concejo de las Sombras, el deber de preservar los acontecimientos de nuestra conquista de este mundo y la eventual cruzada en la nueva tierra, ha caído sobre mis hombros. Yo, Garona, les escribo esta historia…
 
   
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Consumidos con la maldición de su nueva sed de sangre, los orcos buscaban liberar su furia sobre cualquiera que se alzara ante ellos. Sintiendo que la hora había llegado, Gul'dan unió a los errantes clanes en una única e imparable Horda. Sin embargo, sabiendo que varios de los jefes, como Grito Infernal u Orgrim Martillo Maldito lucharían por el control absoluto, Gul'dan colocó a un jefe de guerra marioneta para que gobernase a la nueva Horda. Y Gul'dan escogió para ello a Puño Negro el Destructor, un señor de la guerra orco particularmente depravado y cruel. Bajo la orden de Puño Negro, la Horda se probó a sí misma contra los sencillos draenei.
Nuestras reglas de vida son sencillas: solamente el más fuerte sobrevive. Una decisiva victoria en batalla eleva al comandante y a sus guerreros a un lugar de honor y control. Pero mientras más alta la distinción, más dura la caída. Nuestro destino concerniente a la dominación sobre estas tierras ha sido ampliamente predicho por los místicos de los clanes por cientos de años. Muchas eras han pasado bajo el asalto de nuestras fuerzas, causando dolor y oscuridad a nuestro paso. Escondiéndonos en bosques o entre las rocas que miran al mar, nuestros ejércitos han destruido la patética resistencia que nuestros enemigos pueden ofrecer. Sus tropas mueren con cada asalto y cubren los campos, porque nosotros no tomamos prisioneros. Usando los poderes de nuestros brujos y nigromantes, ni siquiera el más poderoso de nuestros rivales puede permanecer de pie ante nuestro asalto. Uno por uno nuestros enemigos caen, y nosotros somos más fuertes con cada victoria. Con el tiempo, subyugando a todo el que se oponga a nuestro poder, y esclavizando a las razas más débiles para usarlas a nuestro placer, conquistamos a la naturaleza y las criaturas, para alcanzar el pináculo de nuestro apogeo.
 
   
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En el transcurso de pocos meses, la Horda erradicó a casi todos los draenei que vivían en Draenor. Solo un puñado de supervivientes dispersos logró evitar la asombrosa ira de los orcos. Emocionado con la victoria, Gul'dan se regocijó ante el poder y la fuerza de la Horda. Pero sabía que sin ningún enemigo contra el que luchar, la Horda se consumiría a sí misma con interminables peleas internas y un apetito imparable por la gloriosa carnicería.
Sin embargo, los orcos se volvían cada vez más agresivos bajo nuestro secreto control. Se construyeron masivas arenas donde saciaban sus deseos guerreros en ensayos de combate a muerte. Durante este periodo, unos pocos jefes de clanes hablaron en contra de la creciente depravación de su raza. Uno de estos jefes, Durotan del Clan de los Lobos de Hielo, advirtió que los orcos se destruirían a si mismos en una orgía de odio y furia. Sus palabras cayeron en oídos sordos, y jefes más fuertes como Grom Hellscream del Clan Warsong se elevaron como campeones de una nueva era de guerra y dominio. Pero las décadas de constantes luchas entre los clanes han servido para dividir nuestra raza contra nosotros mismos. Algunas facciones luchan por el dominio de los clanes. Sus insulsos argumentos se han vuelto un conflicto armado, y han tornado a los clanes en una guerra interna por la necesidad de destrucción que consume nuestra sangre. Si no existían tierras que tomar a los enemigos, entonces tomábamos las de nuestros hermanos.
 
   
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Kil'jaeden supo que la Horda finalmente estaba preparada. Los orcos se habían convertido en la mayor arma de la Legión Ardiente. El astuto demonio compartió sus conocimientos con su amo Sargeras, que estaba a la espera, el cual estuvo de acuerdo en que la hora de su venganza finalmente había llegado.
El único clan que ignoró estos juegos de poder fueron los brujos. Recluidos en sus torres, ellos decían que un peligro estaba presente. Aunque a los nigromantes complacían estas batallas fraticidas que poblaban la tierra y el inframundo con ríos de sangre, los brujos temían que ningún orco lograra sobrevivir. Ellos se ocupaban de mantener el delicado balance que mantenía el control de sus poderes y se dedicaban a trabajar en su magia. Para mantener este equilibrio, las hordas orcas necesitarían de nuevas batallas contra un enemigo común. Fue durante este breve periodo en que tuvimos noticia de la existencia de una pequeña hendidura interdimensional. Muchos años han pasado los brujos estudiando estos misterios. Son incontables los numerosos ensayos y pruebas para llegar a la conclusión de que este fenómeno puede funcionar como un portal si logra ser dominado. Los brujos orcos empezaron a experimentar en él, haciéndolo cada vez más estable. Eventualmente, fueron hábiles de crear un pequeño portal, suficientemente grande como para enviar a uno de sus clanes al otro lado.
 
 
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== World of Warcraft ==
Las historias con que estos sujetos regresaron nos tenían casi convencidos de que la experiencia que habían dejado atrás los había enloquecido, pero las extrañas y desconocidas plantas que trajeron era evidencia segura de sus palabras. Esto motivó a la secta a convocar a los líderes más poderosos de los divididos clanes y proponerles un cese de la guerra por un año. Al final de este tiempo, la secta les prometió la oportunidad de reunirse para atacar un nuevo mundo.
 
   
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En {{Wow}} puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en la página web de World of Warcraft.
Al cabo de tres meses, se envió un pequeño destacamento de tropas sobre el nuevo mundo. Un círculo azul de energía, de la altura de dos orcos y medio, dibujado delicadamente sobre una colina, fue del agrado de los jefes de los clanes. Siete guerreros entraron en el portal y volvieron con reportes detallados de las tierras y las criaturas que encontraron al otro lado. Conforme los brujos empezaron sus encantamientos para agrandar el portal, un sonido empezó – lentamente al principio - a escucharse como el aullido de un lobo negro durante una noche de una luna sangrienta. Cuando el sonido era casi insoportable, los guerreros se colocaron sobre el círculo, ahora vivo con miles de colores brillando en una danza cósmica…
 
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Dicho Libro puede encontrarse en la Sala de los Exploradores de [[Forjaz]], [[Fuerte de Tiragarde]] y [[Rocal]]. Cuenta para el logro {{achievementlong|Erudito}}.
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{{Book|El levantamiento de la Horda|content=
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Bajo el secreto control de Gul'dan y su Consejo de la Sombra, los orcos se volvieron cada vez más agresivos. Construyeron grandes estadios en donde ponían a punto sus virtudes guerreras en pruebas de combate y muerte. Durante este periodo, algunos jefes del clan clamaron contra la creciente depravación de su raza.
   
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Uno de ellos, Durotan, del clan Lobo Gélido, advirtió contra la posibilidad de que los orcos se perdieran por completo en el odio y la furia. Sin embargo, sus palabras cayeron en saco roto cuando jefes más fuertes como Grom Grito Infernal del clan Grito de Guerra dieron la bienvenida a la nueva era de guerra y dominación.
El saqueo de la villa fue muy simple, es más difícil narrarlo. Un grupo de extraños e indefensos edificios fue el primer signo de que una verdadera oposición no sería encontrada. El cielo es luminoso y el sol de este mundo se eleva sobre las colinas. Es un disco amarillo luminoso dos veces más brillante que el nuestro, y hace los días extremadamente calientes. Ser una pequeña rata debe ser mucho más que pertenecer a la raza que domina este mundo. Pequeños, rosados y con músculos flácidos son estas criaturas. Los guerreros discuten entre ellos que, si estos son los defensores de este mundo, la victoria era solamente cosa de momentos. Saliendo de sus escondites, atacaron la villa y asesinaron todo lo que encontraron a su paso. Los machos ofrecieron alguna resistencia, pero las mujeres y los niños fueron fáciles de matar. Sus casas tenían pocas cosas de valor, pero estaban repletas de grano fresco, y además mostraron ser excelentes para dar de comer a las antorchas. Este nuevo mundo, vasto y extenso, con débiles protectores, probó ser una joya para adherir a la corona de los orcos.
 
   
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Kil'jaeden sabía que los clanes orcos estaban prácticamente preparados, pero necesitaba estar totalmente seguro de su lealtad. En secreto, hizo que el Consejo de la Sombra llamara a Mannoroth el Destructor, la imagen viviente de la destrucción y la ira. Gul'dan convocó al clan de los jefes y les convenció de que beber la hirviente sangre de Mannoroth les haría virtualmente invencibles.
Con el tiempo, hemos aprendido mucho de este nuevo dominio, y de quienes los habitan. Aunque son difíciles de entender en muchas formas, ellos han probado tener algunas similitudes con nosotros. Un golpe fuerte en la cabeza resulta mortal. Sin comida se extinguen. El dolor les afecta en la misma forma que a nuestros enemigos, y ha demostrado ser efectivo para obtener información. El nombre de este lugar es Azeroth, y sus habitantes son llamados “humanos”. Con el tiempo, más y más guerreros han cruzado el portal hacia Azeroth. Algunos han llamado a tomar el castillo cercano a la villa que destruimos, pero la presencia de unos seres de piel plateada y metálica llamados “caballeros” ha demostrado tener mayor resistencia a nuestros asaltos. Muchos han llamado a cerrar el portal, mientras que otras facciones pugnaban por hacer un ataque contra los humanos con todas nuestras fuerzas.
 
   
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Conducidos por Grom Grito Infernal, todos los jefes de clan, exceptuando a Durotan, bebieron y, de esta manera, sellaron sus destinos como esclavos de la Legión Ardiente. Gracias al poder de la rabia de Mannoroth, los jefes involuntariamente extendieron su yugo a sus desprevenidos hermanos.
Los clanes orcos estaban listos, pero se necesitaba una última prueba de lealtad ante nuestros oscuros amos. En secreto, el Concejo de las Sombras invocó a Mannoroth el Destructor, un poderoso demonio que encarna la destrucción y la ira. Nuestro gran líder brujo, Gul'dan, llamó a los jefes de los clanes y los convenció de beber la ira de la sangre de Mannoroth, con lo que se volverían invencibles. Liderados por Grom Hellscream, todos los jefes, excepto Durotan, bebieron y se convirtieron en esclavos de la Legión Ardiente. Con el poder de la ira de Mannoroth, los jefes extendieron su subyugación a sus hermanos. Han pasado 15 años desde que esta costosa decisión alteró el curso de nuestro destino.
 
   
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Consumidos por la maldición de su nueva sed de sangre, los orcos intentaron dar rienda suelta a su furia ante todo aquel que se cruzara en su camino. Sintiendo que había llegado el momento, Gul'dan reunió a los clanes guerreros en una única e imparable horda.
Consumidos por la maldición de su nueva sed de sangre, los orcos descargaron su furia contra todos los que se interpusieron en su camino. Sintiendo que su tiempo estaba cerca, Gul'dan unió a los clanes guerreros en una simple e imparable HORDA. Sin embargo, era conocido que varios jefes lucharían por la supremacía. Dentro de este caos, surgió un orco que con astucia se ha atraído algunos seguidores. Con carismáticas manipulaciones y el uso de palabras adecuadas ha hecho su voz más fuerte conforme el tiempo pasa. Después de deshacerse de sus oponentes, pocos pueden ofrecer oposición a sus planes, y la ley del Señor de la Guerra Blackhand el Destructor, líder del clan Blackrock, cayó sobre nuestra gente. Su crueldad y dominio en la batalla es solo superado por sus ansias de poder. Ha estudiado que los principios por los que se rigen las estrategias de los ejércitos humanos pueden ser derrotados. La culminación de sus planes envuelve la unificación de todos los clanes y ejércitos orcos, brujos y nigromantes en la eventual destrucción de la raza humana.
 
   
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Sin embargo, sabiendo que varios jefes como Grito Infernal y Orgrim Martillo Maldito competían por lograr la supremacía, Gul'dan creó una marioneta para dirigir a esta nueva horda. Puño Negro el Destructor, un Señor de la Guerra orco particularmente depravado y despiadado, fue el escogido para convertirse en la marioneta de Gul'dan. Bajo la égida de Puño Negro, la Horda salió para probar su valía contra los simples draenei.
La Horda está lista. Los orcos serán el gran arma de la Legión Ardiente. La Edad del Caos había llegado finalmente.
 
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Transcurridos algunos meses, la Horda erradicó casi por completo todos los draenei que vivían en Draenor. Solo un pequeño puñado de supervivientes consiguió evitar la extraordinaria ira de los orcos. Exaltado por la victoria, Gul'dan se deleitaba con el poder y la fuerza de la Horda. Aun así, sabía que, sin enemigos que batir, la Horda se consumiría en luchas intestinas sin fin en su imparable apetito de matanza.
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Kil'jaeden sabía que, finalmente, la Horda estaba preparada. Los orcos se habían convertido en el arma más poderosa de la Legión Ardiente. El astuto demonio compartió su conocimiento con su maestro y Sargeras admitió que, finalmente, había llegado el tiempo de la venganza.
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==Enlaces Externoss==
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[[en:Rise of the Horde (History of Warcraft)]]
 
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[[Category:Historia|Caída]]
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[[ru:Возвышение Орды (история мира Warcraft)]]
   
 
[[Category:Historia|Alzamiento]]
 
[[Category:Historia|Alzamiento]]
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[[en:Rise of the Horde (History of Warcraft)]]
 
[[pl:Rise of the Horde]]

Revisión actual - 09:47 16 nov 2012

El levantamiento de la Horda es parte del Capítulo III de la Historia de Warcraft.

En WoW Icon 16x16 aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.

Bajo el control secreto de Gul'dan y su Consejo de la Sombra, los orcos se fueron volviendo cada vez más agresivos. Construyeron enormes arenas donde los orcos afinaban sus habilidades guerreras en pruebas de combate y muerte. Durante ese período, unos pocos jefes de clanes denunciaron la creciente depravación de su raza. Uno de ellos, Durotan del clan Lobo Gélido, advirtió a los orcos que se perderían en el odio y la furia. Pero sus palabras fueron ignoradas, ya que jefes más fuertes como Grom Grito Infernal del clan Grito de Guerra dieron un paso adelante para defender una nueva era de guerra y dominación.

Kil'jaeden sabía que los clanes orcos estaban casi listos, pero necesitaba estar seguro de su lealtad absoluta. En secreto, hizo que el Consejo de la Sombra invocara a Mannoroth el Destructor, el recipiente viviente de rabia y destrucción. Gul'dan llamó a los jefes de los clanes y los convenció de que beber la sangre de Mannoroth, repleta de rabia, los haría totalmente invencibles. Liderados por Grom Grito Infernal, todos los jefes de clan excepto Durotan bebieron y por lo tanto sellaron sus destinos como esclavos de la Legión Ardiente. Fortalecidos por la rabia de Mannoroth, los jefes extendieron involuntariamente su subyugación a sus ignorantes hermanos.

Consumidos con la maldición de su nueva sed de sangre, los orcos buscaban liberar su furia sobre cualquiera que se alzara ante ellos. Sintiendo que la hora había llegado, Gul'dan unió a los errantes clanes en una única e imparable Horda. Sin embargo, sabiendo que varios de los jefes, como Grito Infernal u Orgrim Martillo Maldito lucharían por el control absoluto, Gul'dan colocó a un jefe de guerra marioneta para que gobernase a la nueva Horda. Y Gul'dan escogió para ello a Puño Negro el Destructor, un señor de la guerra orco particularmente depravado y cruel. Bajo la orden de Puño Negro, la Horda se probó a sí misma contra los sencillos draenei.

En el transcurso de pocos meses, la Horda erradicó a casi todos los draenei que vivían en Draenor. Solo un puñado de supervivientes dispersos logró evitar la asombrosa ira de los orcos. Emocionado con la victoria, Gul'dan se regocijó ante el poder y la fuerza de la Horda. Pero sabía que sin ningún enemigo contra el que luchar, la Horda se consumiría a sí misma con interminables peleas internas y un apetito imparable por la gloriosa carnicería.

Kil'jaeden supo que la Horda finalmente estaba preparada. Los orcos se habían convertido en la mayor arma de la Legión Ardiente. El astuto demonio compartió sus conocimientos con su amo Sargeras, que estaba a la espera, el cual estuvo de acuerdo en que la hora de su venganza finalmente había llegado.

World of Warcraft[ | ]

En WoW Icon 16x16 puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en la página web de World of Warcraft. Dicho Libro puede encontrarse en la Sala de los Exploradores de Forjaz, Fuerte de Tiragarde y Rocal. Cuenta para el logro Inv misc book 04 [Erudito].

El levantamiento de la Horda

Bajo el secreto control de Gul'dan y su Consejo de la Sombra, los orcos se volvieron cada vez más agresivos. Construyeron grandes estadios en donde ponían a punto sus virtudes guerreras en pruebas de combate y muerte. Durante este periodo, algunos jefes del clan clamaron contra la creciente depravación de su raza.

Uno de ellos, Durotan, del clan Lobo Gélido, advirtió contra la posibilidad de que los orcos se perdieran por completo en el odio y la furia. Sin embargo, sus palabras cayeron en saco roto cuando jefes más fuertes como Grom Grito Infernal del clan Grito de Guerra dieron la bienvenida a la nueva era de guerra y dominación.

Kil'jaeden sabía que los clanes orcos estaban prácticamente preparados, pero necesitaba estar totalmente seguro de su lealtad. En secreto, hizo que el Consejo de la Sombra llamara a Mannoroth el Destructor, la imagen viviente de la destrucción y la ira. Gul'dan convocó al clan de los jefes y les convenció de que beber la hirviente sangre de Mannoroth les haría virtualmente invencibles.

Conducidos por Grom Grito Infernal, todos los jefes de clan, exceptuando a Durotan, bebieron y, de esta manera, sellaron sus destinos como esclavos de la Legión Ardiente. Gracias al poder de la rabia de Mannoroth, los jefes involuntariamente extendieron su yugo a sus desprevenidos hermanos.

Consumidos por la maldición de su nueva sed de sangre, los orcos intentaron dar rienda suelta a su furia ante todo aquel que se cruzara en su camino. Sintiendo que había llegado el momento, Gul'dan reunió a los clanes guerreros en una única e imparable horda.

Sin embargo, sabiendo que varios jefes como Grito Infernal y Orgrim Martillo Maldito competían por lograr la supremacía, Gul'dan creó una marioneta para dirigir a esta nueva horda. Puño Negro el Destructor, un Señor de la Guerra orco particularmente depravado y despiadado, fue el escogido para convertirse en la marioneta de Gul'dan. Bajo la égida de Puño Negro, la Horda salió para probar su valía contra los simples draenei.

Transcurridos algunos meses, la Horda erradicó casi por completo todos los draenei que vivían en Draenor. Solo un pequeño puñado de supervivientes consiguió evitar la extraordinaria ira de los orcos. Exaltado por la victoria, Gul'dan se deleitaba con el poder y la fuerza de la Horda. Aun así, sabía que, sin enemigos que batir, la Horda se consumiría en luchas intestinas sin fin en su imparable apetito de matanza.

Kil'jaeden sabía que, finalmente, la Horda estaba preparada. Los orcos se habían convertido en el arma más poderosa de la Legión Ardiente. El astuto demonio compartió su conocimiento con su maestro y Sargeras admitió que, finalmente, había llegado el tiempo de la venganza.

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