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El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan es parte del Capítulo I de la Historia de Warcraft aparecida en la página web de World of Warcraft. Se trata a su vez de una revisión de la historia recogida en el manual de Warcraft III: Reign of Chaos en el que se llamaba El monte Hyjal y el regalo de Illidan, adaptando nombres y lugares a como se llaman en la actualidad.

En WoW Icon 16x16 aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.

Mientras los temblores de la implosión del pozo hacían vibrar los pilares del mundo, los mares se apresuraron a llenar el vacío que había quedado en la tierra. Casi un ochenta por ciento de la tierra de Kalimdor había sido desintegrado: lo único que quedó fue un puñado de continentes dispersos que rodeaban el nuevo mar rugiente. En el centro del nuevo mar, donde antiguamente se encontraba el Pozo de la Eternidad, se erigía una tumultuosa tempestad de caótica energía mareomotriz. La gran cicatriz conocida como Maelstrom nunca estaría en calma. Se convirtió en el recordatorio constante de la terrible catástrofe y de la era utópica que se había perdido para siempre…

Los pocos elfos nocturnos que sobrevivieron a la horrible explosión, se agruparon de forma rudimentaria y consiguieron llegar a la única masa de tierra a la vista. De alguna manera, por la gracia de Elune, Furion, Tyrande y Cenarius habían sobrevivido a la Gran Caída. Los cansados héroes accedieron a liderar a los pocos sobrevivientes que habían quedado y establecieron un nuevo hogar para su gente. Mientras viajaban en silencio, observaron las ruinas de su mundo y pensaron que sus pasiones habían sido la causa de su destrucción. Aunque Sargeras y su Legión habían desaparecido del mundo con la destrucción del pozo, Furion y sus compañeros se dieron cuenta del elevado coste de la victoria.

Azshara y sus nobles seguidores estaban muertos en el fondo del colérico mar. Sin embargo, entre los supervivientes había muchos nobles que consiguieron llegar a la nueva tierra. Si bien Furion no confiaba en el motivo de los nobles, estaba convencido de estos que no podrían causar daño alguno sin las energías del pozo.

Los cansados elfos nocturnos llegaron a la nueva tierra y descubrieron que el monte sagrado, Hyjal, había sobrevivido a la catástrofe. Buscando un lugar para establecer su hogar, Furion y los elfos nocturnos escalaron las paredes del Hyjal y llegaron hasta su cumbre azotada por el viento. Mientras descendían hacia la boscosa hondonada, enclavada entre los enormes picos de la montaña, descubrieron un peque-ño y tranquilo lago. Para su consternación, descubrieron que las aguas del lago habían sido contaminadas... por la magia.

Illidan, que también había sobrevivido a la Caída, había llegado a la cumbre del Hyjal mucho antes que Furion y los elfos nocturnos. En su loco intento por mantener las corrientes de la magia en el mundo, Illidan había vertido los frascos que contenían las aguas del pozo de la Eternidad en el lago del monte. Rápidamente las potentes energías del pozo se inflamaron y se fusionaron en un nuevo Pozo de la Eternidad. Illidan, exultante, creía que el nuevo pozo era un regalo para las futuras generaciones y se asombró cuando Furion fue a por él. Furion le explicó a su hermano que la naturaleza de la magia era caótica y que su uso traería inevitablemente corrupción y conflictos. Sin embargo, Illidan no quería renunciar a sus poderes mágicos.

Como sabía perfectamente qué traerían los traicioneros poderes de Illidan, Furion decidió enfrentarse a su enloquecido hermano de una vez por todas. Con la ayuda de Cenarius, Furion encerró a Illidan en una gran sala bajo la tierra, para dejarle encadenado y sin poderes durante toda la eternidad. Temiendo que la destrucción del nuevo pozo trajese consigo una catástrofe mayor aún, los elfos nocturnos decidieron dejarlo como estaba. Sin embargo, Furion declaró la orden de que nunca se volvería a practicar magia. Bajo la vigilancia de Cenarius, comenzaron a estudiar las antiguas artes druídicas que les permitirían curar a la torturada tierra y hacer renacer sus amados bosques en la base del monte Hyjal.

World of Warcraft[ | ]

En WoW Icon 16x16 puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en la página oficial de World of Warcraft. Dicho libro puede encontrarse en las posadas de Auberdine, Trinquete y Villa Oscura así como en la Academia de artes arcanas en Ventormenta[51.9, 74.6]VZ-StormwindBlip. Cuenta para el logro Inv misc book 04 [Erudito].


El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan

Los escasos elfos de la noche que sobrevivieron a la explosión se subieron a rústicas balsas y lentamente se dirigieron a la única masa de tierra visible. De algún modo, por la gracia de Elune, Malfurion, Tyrande y Cenarius sobrevivieron al Gran Cataclismo. Los maltrechos héroes guiaron a sus compañeros supervivientes y se establecieron en un nuevo lugar.

Mientras viajaban en silencio, examinaron los restos de la catástrofe y comprendieron que sus pasiones habían sido la causa de la destrucción del planeta. Aunque Sargeras y su Legión habían sido aniquilados por la destrucción del Pozo, Malfurion y sus compañeros sobrevivieron para reflexionar sobre el terrible precio de la victoria.

Por su parte, muchos Altonato salieron ilesos del cataclismo. Se dirigieron a las costas de la nueva tierra, junto con los otros elfos de la noche. Aunque Malfurion desconfiaba de los Altonato, estaba tranquilo porque no podían causar verdadero daño sin las energías del Pozo.

Cuando los elfos de la noche arribaron a las costas de la nueva tierra, advirtieron que Hyjal, la montaña sagrada, había sobrevivido a la catástrofe. Con la intención de establecer un nuevo hogar para todos, Malfurion y los elfos de la noche subieron por las laderas del Monte Hyjal y llegaron a la cima azotada por el viento. Al descender en la boscosa hondonada, entre los enormes picos de las montañas encontraron un pequeño lago de aguas mansas. Aterrorizados, descubrieron que las aguas del lago estaban contaminadas por la magia.

Illidan, que también había sobrevivido al Diluvio, había subido a la cima del Monte Hyjal mucho antes que Malfurion y sus elfos de la noche. En su locura por conservar un reducto para la magia en el mundo, Illidan volcó en el lago de la montaña el contenido de sus viales: las preciosas aguas del Pozo de la Eternidad.

Las potentes energías del Pozo ardieron rápidamente y se fusionaron para crear un nuevo Pozo de la Eternidad. El exultante Illidan, que creía que el nuevo Pozo era un regalo para las futuras generaciones, se sorprendió al advertir la ira de Malfurion. Este explicó a su hermano que la magia era inherentemente caótica y que su uso conduciría inevitablemente a la propagación de la corrupción y la guerra. No obstante, Illidan se negó a renunciar a sus poderes mágicos.

Conociendo de sobra hacia dónde conducirían los implacables planes de Illidan, Malfurion decidió neutralizar de una vez por todas a su hermano enloquecido por el poder. Con la ayuda de Cenarius, Malfurion encerró a Illidan en un gran túmulo subterráneo, en el que permanecería encadenado e impotente hasta el final de sus días. Para garantizar el confinamiento de su hermano, Malfurion encargó a la joven celadora Maiev Cantosombrío la tarea de vigilar personalmente a Illidan.

Preocupado ante la certeza de que la destrucción del nuevo Pozo conllevaría una catástrofe aún mayor, los elfos de la noche decidieron dejarlo en su lugar. No obstante, Malfurion declaró que nadie volvería jamás a practicar las artes de la magia. Bajo la mirada atenta de Cenarius, empezaron a estudiar las antiguas artes de los druidas con el propósito de sanar el planeta herido y replantar sus bosques amados en la base del Monte Hyjal.

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