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Arakkoa
Arakkoa
Facción/Afiliación

Skettis, Exiliados Skettis, Sethekk, Fuerzas de los Dioses Antiguos, Grishna

Capital racial

Skettis; Sethekk Halls

Líder racial

IconSmall Arakkoa Terokk
IconSmall Arakkoa Kirrik el Despierto
IconSmall Arakkoa Rey Garra Ikiss

Planeta de origen
Idioma primario

Lengua de los cuervos

Idiomas secundarios
Apexis

Un golem Apexis en las ruinas Apexis.

Ashran - WS arakkoa2

Un arakkoa alado

Outcast Harbinger

Un arakkoa maldito

Los arakkoa ('Herederos de Arak' en la lengua de los cuervos) son una raza bípeda inteligente con aspecto aviar, nativa de Draenor -a la que se refieren como 'Rakshar', "la Roca del Sol"- que siente afinidad por la magia arcana y las artes ocultas [1]. La mayoría son agresivos hacia la Alianza y la Horda, aunque es posible encontrar miembros amistosos.

Los arakkoa alados, o Altos Arakkoa, son los orgullosos descendientes de la otrora grandiosa civilización Apexis, un glorioso imperio del sol que dominaba vastos territorios junto al imperio ogro hace siglos. Aunque muchas de las grandes obras de sus antepasados siguen siendo un misterio, los arakkoa de esta era -orgullosos, altivos y rencorosos- dominan sus propias artes mágicas para canalizar y controlar el poder del sol de Draenor. Desde lo alto de las Cumbres de Arak y pese a haber sido reducidos a una sombra de lo que un día fueron, observan con desdén a los moradores del bosque y buscan recuperar su antiguo poder.

La mayoría de las razas suele optar por acercarse a estos arakkoa con precaución, ya que es sabido que atacan a los moradores del suelo en cuanto los ven.

Existe un segundo grupo de arakkoa llamado los Desterrados, nacidos de la traición hacia su propio linaje. Transformados en una sombra retorcida de lo que una vez fueron debido a una terrible maldición, y dotados de la maestría en la magia de sombras por el dios cuervo Anzu, en los últimos días de Draenor, trataron desesperadamente de sobrevivir al genocidio al que fueron sometidos por los Adeptos de Rukhmar. Sin héroes ni esperanza, los Desterrados terminaron por caer bajo el influjo de un Dios Antiguo que los arrastró a la oscuridad donde una vez se refugiaron.

Es sabido que los arakkoa son capaces de criar varios tipos de pájaros como búhos y cuervos, y entrenarlos como guardas y compañeros, tal y como sucede con los kaliri.

Historia[ | ]

Los dioses de Arak‎[ | ]

Los orígenes de los arakkoa y sus dos subculturas están fuertemente ligadas al panteón primigenio de la región de las Cumbres de Arak: La poderosa y agraciada Rukhmar, madre de los kaliri; el astuto []Anzu]], padre de los cuervos aterradores; y el frío y despiadado Sethe, padre de los dragones alados.

Antes de la creación de los arakkoa, Sethe y Rukhmar se enfrentaron sobre Arak. Rukhmar, advertida por Anzu del ataque de Sethe, logró derribar a la serpiente de los cielos, y fue Anzu quien le asestó el golpe de gracia. Con su último aliento, el derrotado Sethe maldijo su propia carne y sangre para que pudriera y corrompiera todo lo que tocara. En un intento de detener sus crueles intenciones, Anzu devoró sus restos, lo que causó que la maldición recayera directamente sobre él. Sólo una gota de sangre escapó a su apetito, creando la Cuenca de Sethekk al caer sobre la tierra.

La maldición retorció a Anzu, su espalda se curvó, sus alas se debilitaron y perdió la capacidad de volar a la vez que su mente lo atormentaba con oscuras y dolorosas visiones. No soportaba la idea de presentarse ante Rukhmar, pues si bien antaño ella lo consideró un igual, ahora se vería aterrorizada por la aberración en que se había convertido. Anzu desapareció en las profundidades del bosque, ignorando la llamada de Rukhmar cada vez que esta lo llamaba para que se mostrara ante ella.

Pese a que la maldición de Sethe debilitó y retorció a Anzu, también le brindó un nuevo poder: el poder del Vacío que una vez controló Sethe. A medida que Anzu se fue familiarizando con sus nuevas habilidades, se rodeó de un reino de sombras para ocultarse de Rukhmar para siempre.

Por otra parte, Rukhmar, agotada por la búsqueda infructuosa de su compañero, decidió rendirse. Se sentía humillada por el sacrificio de Anzu, y a la vez horrorizada por la maldición que ahora oscurecía su hogar. Alzó el vuelo y dejó atrás para siempre las Cumbres de Arak, estableciéndose finalmente en el pico más alto de Gorgrond.

Aunque Brann Barbabronce relacionó el origen de los arakkoa con Anzu [2], solo tenía razón en parte, ya que fue Rukhmar quien creó a esta raza al decidir que, si no podía encontrar a Anzu para agradecerle su sacrificio, crearía una nueva raza en su honor. Desde la cima de la montaña de Gorgrond donde entonces residía y usando su propia energía vital, Rukhmar transformó a algunos de sus seguidores kaliri en arakkoa, herederos de Arak. Fueron bautizados por ella misma con este nombre con la esperanza de que, algún día, pudieran disfrutar del viento y del sol de las Cumbres de Arak, tal y como hizo ella, mas no mientras perdurase la maldición de Sethe. Encarnaban la gracilidad física y la majestuosidad de Rukhmar, así como la inteligencia y astucia de Anzu.

El auge de los Apexis[ | ]

Los restos arqueológicos apuntan a que la primera civilización arakkoa, conocida como Apexis, se desarrolló en lo que a día de hoy son las Montañas Filospada en Terrallende.

Haciendo honor a su nombre, Rukhmar deseaba que los arakkoa retornasen a las Cumbres de Arak una vez que estuviesen listos para ello. Su único temor era no vivir lo suficiente para hacerlo, ya que había consumido una gran parte de su esencia vital en la creación de esta raza. Era consciente de que no volvería a ser tan poderosa como lo fue antaño, y sabía que más adelante envejecería y moriría.

Durante generaciones, Rukhmar observó desde la lejanía a su pueblo desarrollarse y adquirir conocimiento y sabiduría, lejos de la maldición de Sethe. De vez en cuando, se comunicaba con ellos contándoles historias sobre Arak, la maldad de Sethe y la nobleza de Anzu. Ella les enseñó técnicas rudimentarias para utilizar la Luz, y estos aprendieron rápidamente, dominándola y convirtiéndose en sanadores y videntes expertos. Una gran parte de sus costumbres primitivas giraban en torno a la adoración de Rukhmar, a quien veneraban como la diosa del sol y la fuente de su magia, pero no se contentaban solo con el poder de la luz. Debido a sus enseñanzas, veneraban tanto a Anzu como a la propia Rukhmar, y estudiaron las artes arcanas en las que este había destacado, llegando a ser formidables hechiceros.

Tres mil años antes de la apertura del Portal Oscuro, mientras los Apexis prosperaban, Rukhmar sintió que su vitalidad comenzaba a desvanecerse. Se comunicó con sus hijos una última vez, instándolos a reclamar Arak para ellos. Alzó el vuelo y se encaminó hacia el sur, seguida por los arakkoa. Al llegar a Arak, Rukhmar exhaló su último aliento, las llamas consumieron su forma y ardió con el mismo brillo del sol en el cielo. Los Apexis tomaron su muerte como una señal de ascenso, prometiendo crear una gran civilización que eclipsara a cualquier otra en Draenor en su honor. La luz de su sabiduría y su poder resplandecerían en los cielos, tal y como hizo la luz de Rukhmar.

Los Apexis reclamaron los tramos más altos de las agujas montañosas de Arak. Recolectando madera y metal de los bosques y montañas circundantes, construyeron ilustres estructuras duradas alrededor de su nuevo hogar, y haciendo uso de la Luz, crearon además enormes linternas colgantes que ardían con llamas encantadas a lo largo de las agujas.

Guiados por los relatos de Anzu y su noble sacrificio, los hechiceros arakkoa investigaron la Cuenca de Sethekk. Al estudiar cuidadosamente las pozas malditas, desentrañaron los misterios de la magia de las sombras y desarrollaron la habilidad única de combinar lo arcano con el Vacío. Abrazando tanto la Luz como el Vacío, los Apexis creían que ambos eran partes naturales de la vida, dos caras de la misma moneda. Se formaron dos facciones dentro de los Apexis: la orden Anhar estudió la magia sagrada, mientras que la orden Skalax se volcó en la magia de sombras y en la magia arcana. Ambos grupos ocuparon los escalones superiores de la sociedad arakkoa, compartiendo el mismo prestigio e influencia.

Cuando los Apexis solidificaron su poder en Arak, también comenzaron a explorar el resto de Draenor; más por curiosidad que con interés expansionista. Se forjaron puestos de avanzada a lo largo y ancho de todo Draenor para observar la flora y la fauna locales, y mientras estudiaban y cartografiaban bosques y montañas, los Apexis quedaron asombrados al darse cuenta de que muchos de ellos eran los restos de criaturas antiguas que una vez habían caminado sobre la tierra. Basándose en las historias de Rukhmar, los Apexis descubrieron que los Primarios y los Rompedores eran la descendencia de los gigantes primordiales. Observaron la interminable guerra entre los dos con una mezcla de lástima y fascinación, y sin embargo, nunca llegaron a intervenir: habían heredado un toque de la arrogancia de Rukhmar y consideraban que tomar parte en la vida de los habitantes del suelo estaba por debajo de su condición.

Tras una terrible guerra civil, los Apexis desaparecieron de la faz de Draenor de la noche a la mañana, dejando como único resquicio las ruinas de la civilización que habían levantado en las cumbres, la cual contaba con una tecnología solar muy avanzada. Esta tecnología lograba cristalizar la magia solar en los valiosos Cristales Apexis.

Los Adeptos y los desterrados[ | ]

El siguiente eslabón en la cultura arakkoa del que se tiene constancia es el de los Adeptos y su culto al sol desde su majestuosa ciudad del Trecho Celestial en lo más alto de las cumbres de su restituida tierra natal [3][4]. Su monarca más querido fue Terokk, del que se dice que él y la diosa Rukhmar eran el mismo ente[5]. Sin embargo, los sabios del Tramo Celestial, celosos de Terrokk, se volvieron en su contra lo teletransportaron a las pozas de la Cuenca de Sethekk, donde cayó la sangre maldita del dios Sethe. Al entrar en contacto con ella, Terokk mutó y su cuerpo se transformó, sus alas se marchitaron y su salud comenzó a deteriorarse. Fue entonces cuando Anzu, el primero que había sufrido la maldición de Sethe y el vigilante de los arakkoa desde las sombras, quien se apiadó de él y le mostró cómo salvar su cordura y la de los suyos a través de la magia oscura utilizando el Ojo de Anzu. Terokk se convirtió así en el primer Arakkoa desterrado, y con la ayuda de Anzu, construyó la ciudad de Skettis, un refugio para los de su clase. Desde entonces, el Tramo Celestial dejó de estar gobernado por un rey y el poder pasó a los sabios que comenzaron a llamarse a sí mismos los Adeptos de Rukhmar.

Del mismo modo, aquellos arakkoa que quebrantaban las leyes que marcaban los Adeptos eran arrojados igualmente a las pozas y los supervivientes, una vez malditos no tardaban en unirse a los desterrados que poco a poco se fueron convirtiendo en toda una civilización. Ocultos bajo la sombra de los árboles de la falda de las cumbres, la maldición de Sethe fue pasando de generación en generación sin que los desterrados percibieran ningún atisbo de encontrar una cura [6]. Rukhmar y sus adeptos odiaban a los desterrados y los temían por la magia oscura que Anzu había enseñado a sus sacerdotes para fines bélicos. Para las batallas que se librarían, los adeptos buscaron tecnología antigua de los Apexis, desatando poderosos golem contra sus enemigos y torretas de rayos para arrasar los emplazamientos de los desterrados.

Los arakkoa comenzaron a adentrarse en la Selva de Tanaan donde empezaron a hostigar al Clan Foso Sangrante, obligando a los orcos a permanecer temerosos en sus poblados hasta que éstos comenzaron a desprenderse de su miedo liderados por Kilrogg Mortojo [7]. No se sabe a ciencia cierta si los atacantes eran adeptos o desterrados aunque dado que los arakkoa que habitan en el cubil de Haal'ehs son desterrados, todo hace pensar que eran ellos quienes realizaron las incursiones.

Los arakkoa predijeron la llegada de los draenei un siglo antes de que sucediera [8].

El alzamiento del culto Sethekk[ | ]

A medida que pasaban los años, la salud de Terokk empeoró, la pena inundó su corazón y la maldición de Sethe le trastornó la razón. Comenzó a odiar al mundo, abandonando Skettis e incluso sacrificando en nombre de los poderes oscuros a las castas inferiores de su propia gente en busca de una cura[9][10]. Sus seguidores desterrados no parecían saber la razón de su abandono y asumieron que se había ido en busca de Rukhmar.[11]. Con la esperanza de rejuvencer a su rey, los sacerdotes de la garra, encerraron a Terokk en el reino de las sombras. Los que quedó de su lider fueron artefactos, entre los que se encontraba su lanza, su máscara y su escritos.[10]

Después de algún tiempo, ante el aumento del número y la virulencia de ataques de los Adeptos de Rukhmar, los arakkoa desterrados trataron de contactar con Terokk. Sus rituales no tuvieron éxito, de modo que sin un líder que los guiara, los desterrados comenzaron a volverse cada vez más salvajes y desesperados. Fue entonces cuando comenzó a florecer el culto Sethekk, cuyos seguidores adoraban al dios Sethe, arrastrando a los desterrados a una espiral de oscuridad [12]. La marcha de Terokk también supuso la pérdida del Ojo de Anzu, cercenando la posibilidad de comunicación entre los desterrados y el Dios Cuervo, el único que había cuidado de ellos después de su expulsión de las cumbres, por lo que los Sethekk comenzaron a utilizar los poderes de Sethe para encontrar a Anzu y obligarle a doblegarse a su voluntad [13][14]. Los únicos arakkoa que continuaron adorando al Dios Cuervo fueron los Grishna, que en la actualidad están asentados en la zona norte de las Montañas Filospada en Terrallende.

La caída de las cumbres[ | ]

Los arakkoa sobrevivieron la dureza de Draenor durante décadas y cómo la mayoría de razas, sufrieron la acometida de la Horda orca. Casi al final de su locura, los Sethekk y los desterrados habían abandonado el culto a Sethe y adoraban a un desconocido Dios Antiguo [11]. Un grupo conocido como el cónclave oscuro trató de invocar a su nuevo maestro para detener a la Antigua Horda, pero Gul'dan lo impidió utilizando un poderoso hechizo para destruir sus campamentos y corrompió sus espíritus [15].

El primer contacto del que se tiene constancia entre un arakkoa con alguna de las razas de Azeroth sucedió durante la expedición a Draenor que llevaron a cabo los miembros de la Alianza de Lordaeron. Grizzik, un arakkoa animado por el sufrimiento de su pueblo a manos de los orcos, ofreció su ayuda como rastreador y guía al ejército de Danath Aterratrols, llevándoles a la fortaleza de Auchindoun, ocupada por el clan Foso Sangrante y ayudándoles durante la lucha que se produjo posteriormente [16].

Cuando Draenor se colapsó e implosionó convirtiéndose en Terrallende, las Cumbres de Arak quedaron destruidas, y con ellas Rukhmar, sus adeptos, y los restos de Sethe. Sólo los Sethekk y algunos desterrados como los de Skettis y otros que se habían marchado de las cumbres hacía ya tiempo, consiguieron sobrevivir.

El legado de Terokk[ | ]

Ya en los tiempos actuales, con la llegada de la Alianza y la Horda a Terrallende, los esbirros de Terokk se encontraban cometiendo vilezas en el Bosque de Terokkar, siguiendo las órdenes del Rey Garra, cuyo estado mental era ya de avanzada locura tras perder la batalla contra Sethe. Se encontraban agrupados en pequeños poblados con construcciones tanto en el suelo como en la copa de los árboles. En el Velo Shienor y el Velo Reskk, los ojos de los Skettis permitían a Terokk espiar lo que ocurría en dichos emplazamientos. En el Velo Skith, los arakkoa usaron la Rocanegra de Terokk como altar para adorarle y en el Velo Rhaze, Terokk levantó a los espíritus de los arakkoa fallecidos tras la explosión de Auchindoun. En el Velo Lithic, sus esbirros corrompieron a las aves para ponerlas a su servicio. En el Velo Shalas, la colonia más cercana a Skettis, los sabios arakkoa le habían declarado la guerra a la Luz.

A pesar de esto, unos pocos arakkoa consiguieron escapar de la locura de sus congéneres y se establecieron en el Bajo Arrabal de Shattrath bajo la protección de A'dal desde donde se oponían a los seguidores de Terokk. Los Sethekk también habían abandonado Skettis pero por una razón muy diferente. Cuando Auchindoun implosionó debido a las accciones del Consejo de la Sombra, un arakkoa llamado Ikiss creyó que ésto era un símbolo de la llagada del Dios Antiguo de los arakkoa. Junto a sus seguidores Sethekk, partieron hacia Auchindoun, y se establecieron en lo que hoy se conoce como las Salas Sethekk. Ikiss estaba convencido de que él era la reencarnación de Terokk y que tanto él como sus seguidores eran los únicos y verdaderos discípulos de su maestro, que era por extensión el verdadero líder de los arakkoa. Tras conseguir dominar la voluntad de Anzu, Ikiss y los Sethekk hicieron que el dios cuervo atacara el Sueño Esmeralda hasta que los héroes de la Alianza y la Horda asaltaron su fortaleza y pusieron fin a las actividades de ambos.

Mientras tanto, en lo más profundo de Skettis, los arakkoa continuaban su lucha contra todo aquel que se opusiera al regreso de Terokk del reino de las sombras. La Guardia del cielo Sha'tari, un destacamento aéreo de guerreros Sha'tar, montaron su base muy cerca de allí, en el Alto de los Vientonegro para tratar de impedirlo. Sus espías informaron que desde la isla situada en el centro del Lago Vientonegro, Terokk aguardaba el alineamiento apropiado de las estrellas para recuperar su forma corpórea. Con la ayuda de la Guardia Sha'tari y los exiliados arakkoa de Shattrath, los aventureros de Azeroth consiguieron derrotar a Ikiss e interrumpieron el ritual de invocación de Terokk a tiempo. Esto ocasionó que Terokk se materializara en una forma más débil que fue inmediatamente atacado por los héroes de la Alianza y la Horda, que pusieron punto y final al otrora poderoso Rey Garra y legado de Arak.

A pesar de que muchos arakkoa permanecen en Terrallende, de su en otro tiempo poderosa civilización ahora sólo quedan ruinas. Sin líderes ni dioses a quien adorar, nadie sabe lo que les deparará el futuro.

La reunificación[ | ]

Cuando Garrosh Grito Infernal y Kairozdormu abrieron la puerta a la versión alternativa de Draenor en el pasado y los aventureros de Azeroth pisaron el planeta rojo, los desterrados arakkoa por fin tuvieron los campeones que tan desesperadamente necesitaban. Los aventureros conocieron a Reshad justo cuando los adeptos de Rukhmar se encontraban en su campaña genocida. Con su ayuda, las excavaciones de los adeptos fueron saboteadas y los desterrados fueron salvados de la esclavitud. El Ojo de Anzu, perdido durante tanto tiempo, volvió a ser encontrado y reunió a los arakkoa con la versión alternativa de Anzu por primera vez desde que Terokk desapareciera. Los rituales de los Sethekk para dominar a Anzu se detuvieron e Ikiss fue asesinado gracias a que Anzu derrotó al espíritu de Sethe. Con esta acción, los Sethekk nunca alcanzarían el poder que tuvieron en la línea temporal original.

Sin embargo, en el Draenor alternativo, los desterrados trataron de invocar a Terokk mucho antes ya que los héroes de la Alianza y la Horda los habían ayudado a reunir sus reliquias. No todos los arakkoa estaban de acuerdo con esto; Reshad pensaba que invocar a Terokk de manera física podría ser un error y podría ocasionar que los sumiera en una espiral de oscuridad. En contra de los deseos de Iskar, uno de los aventureros de Azeroth fue imbuido con el poder de Terokk para enfrentarse a Kargath Garrafilada. A pesar de que el Avatar de Terokk perdió la batalla, su espíritu habló a los arakkoa para decirles que tomaran un nuevo rumbo, olvidaran el pasado y eligieran nuevos campeones.

Con la bendición de Anzu, los desterrados llamaron a Ka'alu, su consorte, que los ayudó durante el asalto a las armas apexis de los adeptos, destruyendo sus cañones solares. Más tarde, el propio Tramo Celestial fue atacado y la Suma sabia Viryx, líder de los Adeptos de Rukhmar, fue ajusticiada. Esto allanó el camino para la formación de la Orden de los Despiertos, una organización donde convivían tanto arakkoa malditos como arakkoa sin la maldición de Sethe [17]. A pesar de todo, los desterrados nunca confiaron en ellos [18]. La propia Rukhmar fue ajusticiada también.

Con sus nuevos campeones reunidos y la bendición de Anzu, se desmanteló a los Sethekk, se detuvo el genocidio de los adeptos y los desterrados encontraron esperanza suficiente para abandonar la oscuridad y encarar un brillante futuro.

Biología[ | ]

Los arakkoa han demostrado tener una gran inteligencia, algo que muchas razas que han tratado con ellos no dudan en reconocer [19]. Esta inteligencia se puede observar de manera más clara en algunos individuos como Grizzik, que fueron capaces de hablar con fluidez varias lenguas tras un periodo de aprendizaje relativamente corto¡.

Sus cuerpos poseen plumas de un colorido muy diverso, un pico en forma de gancho, garras en las extremidades superiores e inferiores y una cresta de plumas sobre su cabeza. El plumaje es uno de los elementos que distinguía a los arakkoa de la nobleza de aquellos malditos por Sethe, que habían perdido su penacho.

Biológicamente, resulta dificil para otras especies distinguir los ejemplares macho y hembra, ya que no tienen ninguna característica física como el color de las plumas que delate a qué género pertenecen [20]. La voz es a veces un elemento diferenciador, como sucede con la arakkoa Ornekka.

Cultura[ | ]

Los arakkoa se agrupan en un sistema de castas entre los que destacan los malditos y los nobles. Los primeros acostumbran a vestir con harapos y a dividir a sus miembros en sabios (que adornan su cabeza y hombros con ornamentos) y guerreros (que llevan casco y motivos de metal). Por su parte, los altos arakkoa visten ropajes extravagantes y algunas castas llevan escolta [21] y sacerdotes.

Demográficamente, se agrupan en velos.

Creencias[ | ]

Durante sus orígenes, los arakkoa adoraban a la diosa del Sol Rukhmar, quien los creó. El Rey Garra Terokk, elegido por Rukhmar, era considerado también como una extensión de la propia diosa y era ampliamente reverenciado por sus seguidores, los Adeptos. Algunos arakkoa dieron la espalda a Rukhmar, y prefirieron seguir a Terokk mientras que otros, conocidos como los Desterrados, adoraban a [Anzu]] y Terokk. Con el tiempo y la propagación de los Skettis, el culto a Anzu decayó y solamente se mantuvo auspiciado por los Grishna.

En tiempos pasados, se sabía que un grupo de arakkoa seguían a Ka'alu, la Madre Cuervo, consorte de Anzu y gobernante de todos los cuervos aterradores [22].

En la actualidad, existe en Terrallende un culto al Dios antiguo invocado, adorado por los Skettis y los Sethekk. Estos últimos, están liderados por Iksis, quien se considera una reencarnación de Terokk. Sin embargo los Sethekk no siempre se comportaron así y en el pasado, eran seguidores de Sethe. Por último, algunos Sethekk, han mencionado alguna vez a un ente llamado "Fuego oscuro" [23].

Tribus arakkoa[ | ]

Skettisbanner

El estandarte que flanquea la entrada a Skettis.

  • Skettis: La tribu que ocupa la capital secreta de los arakkoa, bajo la cual se cree que operan todos los velos de Terrallende. Al parecer, fue construida por Terokk, antes de que desapareciera. Sus habitantes han caído en la locura y tratan de invocarlo para derrotar a los aventureros de Azeroth. Fueron conocidos en otro tiempo como los desterrados.[24]
  • Exiliados Skettis: Pequeña facción arakkoa que huyó de Terokk y que ahora residen en el Bajo Arrabal de Shattrath, liderados por Kirrik the Awakened y su aprendiz, Rilak the Redeemed.
  • Sethekk: adoradores del dios caído Sethe.
  • Cónclave Oscuro:
  • Grishna:
Extintos
Línea temporal alternativa
  • Orden de los Despiertos:

Trivialidades[ | ]

  • La inspiración para el aspecto físico de los arakkoa proviene de de los Skeksis, los antagonistas de la película 'El Cristal Oscuro' de Jim Henson. Por contra, su nombre deriva de los "aarakocras", una raza del universo Dungeons & Dragons.
  • Los jugadores pueden tomar la apariencia de un arakkoa a través de la Inv qirajidol war [Figurilla tiempo perdido].

Galería[ | ]

Referencias[ | ]

  1. Ultimate Visual Guide
  2. World of Warcraft: The Magazine Volumen 5
  3. Orbe solar"
  4. N [96] El falso Rey Garra - "Ikiss fue antaño un sabio respetado entre los Adeptos, (...)"
  5. Isfar
  6. Don Adams en Twitter
  7. Señores de la Guerra - Kilrogg Mortojo
  8. Reloj de sol
  9. N [70] La ganga de Hazzik
  10. 10,0 10,1 Diálogo con Reshad en N [97] La perdición de Terokk
  11. 11,0 11,1 Isfar
  12. Don Adams en Twitter
  13. N [96] Interrupción de los rituales
  14. Don Adams on Twitter
  15. N [69] El tótem de Asghar
  16. Más allá del Portal Oscuro
  17. Don Adams en Twitter
  18. Talon Guard Teth
  19. Gremni Barbalarga en A [63] La amenaza arakkoa "Los arakkoa son inteligentes, tanto como un gnomo. Pero tienen un algo para la magia y un carácter violento."
  20. Don Adams en Twitter (2014-07-29).
  21. N [95] La venganza de Kaura
  22. Don Adams en Twitter
  23. Guardia cuervo Sethekk dice: ¡¡¡El fuego oscuro nos vengará!
  24. Don Adams en Twitter


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