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Aegwynn y la Caza del Dragón es parte del Capítulo II de la Historia de Warcraft.

En WoW Icon 16x16 aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.

823 años antes de Warcraft I

Mientras las ideologías y rivalidades de las siete naciones humanas aparecían y desaparecían, los Guardianes siguieron manteniendo su constante vigilancia contra el caos. A lo largo de los años hubo muchos guardianes, pero en cada época solo había uno que tuviera los poderes de Tirisfal. Una de las últimas Guardianas de la era se distinguió por ser una poderosa guerrera contra la sombra. Aegwynn, una fiera chica humana, se ganó la aprobación de la Orden y recibió el manto de Guardiana. Aegwynn trabajó vigorosamente para cazar y erradicar a los demonios allá donde los encontrase, pero a menudo cuestionaba la autoridad del Consejo de Tirisfal, dominado por hombres. Creía que los antiguos elfos y los hombres ancianos que presidían el consejo eran demasiado estrictos y no tenían la suficiente visión de futuro como para poner fin de una vez por todas al conflicto con el caos. Impacientándose con las eternas discusiones y debates, ansiaba demostrar su valía ante sus iguales y superiores, y como resultado a menudo en situaciones cruciales escogía al valor en lugar de la sabiduría.

A medida que su maestría sobre el poder cósmico de Tirisfal crecía, Aegwynn se fue dando cuenta de que un número de poderosos demonios acechaban en el helado continente norte de Rasganorte. Aegwynn viajó al lejano norte y siguió a los demonios hasta las montañas. Allí, descubrió que los demonios estaban cazando a uno de los últimos vuelos supervivientes y drenando la magia innata de las antiguas criaturas. Los poderosos dragones, que habían huido ante la imparable marcha de las sociedades mortales, descubrieron que estaban demasiado igualados contra la magia oscura de la Legión Aegwynn se enfrentó a los demonios, y con la ayuda de los nobles dragones, los erradicó. Pero cuando el último demonio fue desterrado del mundo mortal, se desató una gran tormenta en todo el norte. Una enorme cara oscura apareció en el cielo sobre Rasganorte. Sargeras, el rey de los demonios y señor de la Legión Ardiente, apareció ante Aegwynn brillando con energía infernal. Informó a la joven Guardiana que la hora de Tirisfal se acercaba a su fin y que pronto el mundo se arrodillaría ante la embestida de la Legión.

La orgullosa Aegwynn, creyéndose rival para un dios amenazante, liberó sus poderes contra el avatar de Sargeras. Con una creciente preocupación, Aegwynn se enfrentó al señor de los demonios con sus poderes y consiguió matar a su concha física. Temiendo que el espíritu de Sargeras quedase libre, la atrevida Aegwynn encerró la arruinada cáscara de su cuerpo dentro de uno de los antiguos salones de Kalimdor que había sido arrastrado al fondo del mar cuando el Pozo de la Eternidad se colapsó. Aegwynn no sabría nunca que había hecho exactamente lo que quería Sargeras. De forma inadvertida, había sellado el destino del mundo mortal, ya que Sargeras, en el momento de su muerte corpórea, había transferido su espíritu al cuerpo debilitado de Aegwynn. Sin que la joven Guardiana lo supiera, Sargeras permanecería oculto dentro de los oscuros rincones de su alma durante muchos años.

World of Warcraft[ | ]

En WoW Icon 16x16 puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en la página oficial de World of Warcraft. Dicho libro puede encontrarse en el Monasterio Escarlata, la taberna de Rémol o en la biblioteca de Ventormenta. Cuenta para el logro Inv misc book 04 [Erudito].

Aegwynn y la caza del dragón

Mientras las políticas y las rivalidades de las siete naciones humanas sufrían muchos altibajos, la línea de los Guardianes mantuvo una vigilancia constante contra el caos. Hubo muchos Guardianes, pero solo uno tenía los poderes mágicos de Tirisfal en cada momento. Una de los últimas Guardianas de la era se distinguió por su valiente lucha contra la sombra.

Aegwynn, una humana muy temperamental, obtuvo la aprobación de la orden que le concedió el manto de la custodia. Aegwynn luchó valerosamente para dar caza y erradicar a los demonios allí donde los encontró, pero, a menudo, cuestionó la autoridad del Consejo de Tirisfal.

Creía que los elfos antiguos y los elfos ancianos que presidían el consejo eran demasiado rígidos en su forma de pensar y que, a la hora de terminar de una vez por todas con el conflicto contra el caos, resultaban cortos de miras. Mostrándose impaciente cuando se trataba de discutir largamente, siempre quería probarse a sí misma ante sus pares y sus superiores y, como resultado de todo ello, frecuentemente escogió el valor antes que la sabiduría en situaciones cruciales.

A medida que creció su dominio sobre el poder cósmico de Tirisfal, Aegwynn se dio cuenta de la existencia de un gran número de poderosos demonios que acechaban la helada parte norte del continente de Rasganorte. Viajando al distante norte, Aegwynn rastreó a los demonios en las montañas. Allí cayó en la cuenta de que los demonios estaban cazando a uno de los últimos Vuelos supervivientes, despojando a las antiguas criaturas de su magia innata.

Los poderosos dragones, que habían huido de las amenazantes sociedades mortales, se encontraron enfrentados en igualdad de condiciones a los siniestros poderes de la Legión. Aegwynn se enfrentó a los demonios y, con la ayuda de los nobles dragones, terminó por erradicarlos. Aun así, cuando el último demonio desapareció del mundo mortal, se desató una gran tormenta por todo el norte.

Un enorme rostro oscuro apareció en el cielo por encima de Rasganorte. Sargeras, el rey demonio y señor de la Legión Ardiente, apareció ante Aegwynn y manifestó su infernal cólera. Comunicó a la joven guardiana que el tiempo de Tirisfal estaba a punto de llegar a su fin y que pronto el mundo perecería a manos de la Legión.

La orgullosa Aegwynn, creyéndose en igualdad de condiciones que el Dios amenazante, desató sus poderes contra la reencarnación de Sargeras. Con una facilidad desconcertante, Aegwynn aplastó al señor demonio con sus poderes y consiguió matar su cuerpo físico. Para evitar que el espíritu de Sargeras sobreviviese, Aegwynn encerró el cuerpo destrozado dentro de unos de los antiguos muros de Kalimdor que terminó en las profundidades del mar cuando el Pozo de la Eternidad se vino abajo.

Aegwynn nunca llegaría a saber que hizo justamente lo que Sargeras pretendía. Sin saberlo, selló el destino del mundo mortal, ya que Sargeras, en el momento de su muerte corpórea, transfirió su espíritu al debilitado cuerpo de Aegwynn. Sin que la joven guardiana fuera consciente de ello, Sargeras permanecería encubierto en las profundidades más oscuras de su alma durante muchos años.

Enlaces Externos[ | ]


ru:Эгвин и Драконья Охота

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