Las ánimas, a veces denominadas como espectros son seres-espíritu similares a los fantasmas, almas en pena y sombras por representar los restos espectrales de un ser que vivió antaño, casi siempre de origen elfo o humano. Algunos trol de Zul'Gurub y del Templo de Atal'Hakkar se manifiestan como ánimas antes de morir. Estos seres aparecen como formas translúcidas con una forma más o menos humanoide, aunque es muy notoria la falta de piernas y la existencia de cadenas que las atan de por vida.
Las ánimas retienen su individualidad e inteligencia.[1] Son espíritus violentos y furiosos que anhelan regresar a la vida mortal y descargar su ira en contra de las criaturas que aún siguen con vida. Mientras están poseídos por una constante y desesperada furia, no obstante poseen la inteligencia y el autocontrol para lidiar racionalmente con seres mortales, aún así sea de mala gana.[2] Estas criaturas son astutas y se motivan a sí mismas, manteniendo los recuerdos de su pasado antes de la no-muerte. Estas memorias sin embargo no emocionan más a las ánimas ni les provee ningún sentido de moralidad, aparte de la estricta adhesión a su propio código de honor y derecho. Las ánimas son criaturas capaces de realizar tratos y someterse a ellos. Respetan la misma tendencia tanto con las criaturas vivas y las no-muertas y responden a sus oponentes honorables con acciones honorables. No es raro para una ánima aceptar la rendición de un adversario, sin embargo, estas rendiciones siempre siempre serán incondicionales. Además, aquellos lo suficientemente necios como para rendirse, es casi seguro que terminarán convirtiéndose en otras ánimas.[3]
Luchan bien en unidades bajo el mando de un nigromante, pero si no existe alguien que los dirija, prefieren luchar solos, siempre usando sus habilidades para capturar y destruir a sus oponentes.[3] En combate, las ánimas inician lanzando conjuros. Tratan de dominar o poseer a cualquier ser al alcance para convertirlo en no-muerto y luego vuelcan sus poderes a los aparentes líderes de la fuerza enemiga. En caso fallen la dominancia y posesión, el ánima maldice a sus objetivos. Sólo después de haber gastado todas sus aptitudes sortílegas, entran en combate cuerpo a cuerpo.[2] En algunos casos mantienen con vida a sus enemigos, prefiriendo transformarlos en esperpentos y difundir la peste a otros individuos "competentes".[3] Los espectros de las torres del espíritu atacan con una eficacia sobrenatural y engrosan rápidamente el número de bajas entre las filas enemigas.[4]
Las ánimas hablan los idiomas que conocían en vida.[3]
En su mayoría, son de color azulado o púrpura. Una vez asesinados, todo lo que queda de ellos es una esfera pequeña.
Ver también
Referencias
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